Revista Política

Diferencias entre las huelgas francesas y las huelgas españolas

Publicado el 20 octubre 2010 por Trinitro @trinitro

Con las movilizaciones laborales de Francia (no sé como terminar llamando al “pollo” que tienen organizado los franceses) salen las comparaciones con la huelga general del 29S que convocaron los sindicatos españoles y las estrategias movilizadoras.

mani-29S

Antes de afrontar las comparaciones me gustaría dejar aclarado ciertos puntos:

a)       Los sindicatos españoles no han parado después de la huelga general.

b) El seguimiento de la huelga general francesa es inferior a la española. El consumo energético, que ha sido significativo para definir el éxito o no de la huelga general del 29S es una herramienta que también nos  permite ver el seguimiento de la huelga general francesa.  En Francia el consumo del día de más seguimiento de la huelga general cayó en 2.000MW en la hora punta de las 11 de la mañana. En España a esa hora el 29S el consumo era 7.000 MW inferior al de un día laboral normal. Considerando que la actividad económica en Francia consume más energía (y por tanto si el seguimiento hubiera sido comparable al español, el consumo energético hubiera caído más), la huelga general francesa es muy concentrada en 3 sectores y poco más. En comparación si una cifra razonable de seguimiento en España ronda entre el 60 y el 70%, en Francia cabe esperar que el seguimiento ronde el 20-25%.

c) Los sindicatos franceses están mucho más subvencionados que los españoles. Un “zeitgeist” es que los sindicatos no se mueven porqué dependen económicamente del gobierno, cosa que no es verdad (más de la mitad de la financiación sindical absoluta viene de las cuotas de afiliación, el 90% si consideramos la financiación no finalista). En Francia tan sólo las federaciones de funcionarios de los sindicatos franceses reciben 1.300M€ de libre disposición, sobre los 15M€ que reciben CCOO y UGT, una ratio de 250 € por trabajador funcionario francés, frente al 1€ que reciben los sindicatos españoles por trabajador. Por otro lado, si incluso incluyéramos los 190M€ que reciben para realizar cursos de formación, los sindicatos reciben un montante total de poco más de 200M€, que palidece ante los 1.300M€ de tan sólo las federaciones públicas francesas, o los 400M€ que recibe la patronal, e inferior a los 250M€ que recaudan de las cuotas a sus afiliados.

d) La beligerancia sindical no depende de la independencia económica de los sindicatos, ni aquí ni en Europa.

e) La afiliación sindical en Francia está peor que en España. En 1980 los sindicatos franceses tenían un 15% de afiliación frente al 8% de la española, hoy esa cifra ha caído por debajo del 10% y se limita a unos pocos sectores, mientras en España ha subido al 19,9% y es ubicua en casi todos los sectores de actividad.

Diferencias en la estrategia de huelga por las diferencias en fuerza sindical

La huelga general española es como la movilización general de un ejército,  se llaman a filas a todas las quintas y se movilizan todos los sectores. En unos tiene más seguimiento que otro pero la movilización afecta a todo el conjunto de trabajadores y los delegados sindicales están intentando actuar en todas las empresas donde están presentes. La huelga general española es más lenta de convocar, afecta a la economía un único día, y requiere el compromiso de la mayoría de trabajadores de todos los sectores. Esta huelga finaliza con una jornada de movilización que ayuda a visualizar su seguimiento.

Los sindicatos franceses han planteado una lucha más larga (varios días de huelga) pero centrada en muy pocos sectores: el energético, el educativo (forzado también por el seguimiento de los estudiantes) y parte del transporte. Han ido a movilizar sectores estratégicos concretos donde están muy fuertes y donde pueden prolongar el conflicto un tiempo determinado. Con esos sectores consiguen afectar al conjunto de la actividad económica de forma directa o indirecta y la sensación de huelga se propaga al conjunto de la población.

Puede que mediaticamente este tipo de huelgas, las francesas, sean más resultonas y requieran menos esfuerzos (parar un sector se puede organizar en un par de semanas, parar un país requiere un par de meses), pero lo que hacen es mostrar una clara debilidad de los sindicatos franceses: estos sólo están en un puñado de sectores y tienen una afiliación y una fuerza minúscula en la mayoría de sectores de la actividad económica. Los sindicatos españoles son pequeños pero no tan ridículamente ausentes en el conjunto de sectores de la economía como ocurre con los franceses.

El tipo de huelga “a la francesa” además aquí se ha realizado, el problema es que no se ha enmascarado como una falsa huelga general. Cuando sectores del transporte como Metro de Madrid o Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya han parado su actividad e incluso han decidido no hacer servicios mínimos por ser estos ilegales, han logrado afectar la actividad económica como lo han hecho los franceses.

Una beligerancia sindical canalizada de otras maneras

Las huelgas generales y sectoriales hicieron perder 1.400.000 jornadas laborales perdidas el 2008 en Francia, en España las huelgas sectoriales hicieron perder 1.500.000 de jornadas. Por compararlo, el ritmo de jornadas perdidas por huelgas en los últimos años de bonanza en España rondaban las 900.000, mientras que en Francia se mantenía entre el 1.400.000 y el 1.900.000. Es decir, el primer año serio de la crisis (los datos de 2009 para Francia aún no están disponibles), en España aumentó la conflictividad en un 60%, mientras en Francia se mantuvo en la gama baja de movilizaciones en la que ya llevaban enfrascados.

Es curioso observar como la beligerancia sindical francesa CAE en el momento de la crisis, a pesar que mediaticamente aparecen como los más beligerantes. Las huelgas francesas se concentran en un 65% en el sector manufacturero y en el transporte, mientras que en España esos sectores sólo representan el 45% de las huelgas realizadas en el 2008. Lo cuál indica que la conflictividad española en el primer año de la crisis se centró en muchos más sectores, con una mayor intensificación de forma generalizada, mientras en Francia los sindicatos se centraron en los núcleos “más duros” y tuvieron que reducir la movilización en otros sectores.

Al inicio de la crisis los sindicatos franceses decidieron tirar muy directamente por las huelgas generales, pero consiguiendo movilizar a menos gente y reduciendo la intensidad de conflicto general, mientras los sindicatos españoles se lanzaron a huelgas y conflictos sectoriales, muy centrados en los conflictos relacionados con las negociaciones de convenios o a la lucha contra los Expedientes de Regulación de Empleo y la destrucción concreta de puestos de trabajo.

Los franceses se centraron en politizar el conflicto y los españoles en combatirlo en cada empresa y sector.

Un mayor apoyo “de la sociedad” a las movilizaciones francesas

Los sindicatos afrontaron la huelga general con encuestas muy contrarias al conflicto laboral, alrededor del 30-40% de los ciudadanos secundaban la huelga general (aunque hay que considerar que sólo un 40% de los ciudadanos son trabajadores asalariados), mientras que el 70% de los ciudadanos ha apoyado los conflictos franceses. Es decir, no sólo era el mundo del trabajo el que ha secundado las huelgas francesas, de hecho la huelga general ha sido más política que laboral o sindical. Sobretodo el mundo estudiantil se ha volcado en apoyar a los sindicatos con fuerza, algo que no ha ocurrido en el caso español.

Por otro lado las prensa y los movimientos y partidos de izquierdas como el PSF han dado apoyo a la movilización. Mientras en el caso español era claro que los sindicatos estaban casi solos en la convocatoria frente a los “opinadores”: tan sólo algunas líneas editoriales como COM-Radio, o Publico apoyaban la huelga, a pesar que las plantillas la secundaron (los diarios, televisiones, etc… tuvieron que salir con programas enlatados o ediciones reducidísimas), tan sólo IU, ERC o ICV secundaban la convocatoria (todos partidos minoritarios en el espectro político español), mientras las grandes fuerzas (PP, PSOE, nacionalistas) la rechazaban.  Es curioso el comportamiento de muchos medios de comunicación y opinadores que de golpe se han transformado en prohuelguistas cuando es en Francia, que apoyan o como mínimo no indican que la huelga francesa es salvaje y en cambio la huelga general del 29S, ordenada y en forma les parecía que era la violación del estado del derecho o algo peor.

Los sindicatos españoles bregaban contra casi todos los poderes fácticos mientras que los sindicatos franceses contaban con el apoyo de la “inteligencia” de izquierdas y las columnas de medios de comuniación públicos y privados de orientación más progresista. Los sindicatos franceses tenían al menos los poderes progesistas de su lado.

El debate en los medios en Francia ha sido sobre las medidas a las que se oponen los sindicatos, en España se ha centrado en donde iban a cenar los sindicalistas

Es curioso pero la prensa francesa no se centra en la guerra de cifras, es un tema menor, simple información que acompaña a la pieza principal: el porqué los sindicatos se oponían a la reforma de las pensiones. El debate social ha sido este, en el previo y durante la huelga ya que los medios han puesto el enfoque en este sentido.

En cambio en España se ha debatido de todo: la financiación sindical, el peso de los sindicatos en el mercado laboral, las vacaciones de Toxo y a donde iba a cenar en su cumpleaños Cándido Méndez, cuanto se gastaban en unos vídeos para promocionar la huelga general, etc… Los medios, incluidos los de izquierdas se han dejado tomar la agenda por una minoría social y mediática alrededor de Intereconomía, Veo7, El Mundo, etc… que ha querido centrar no en la pertinencia o no de la huelga general o en la Reforma Laboral, sino en la pertinencia o no de los sindicatos y en cuestionarlos. Los medios de comunicación en España han actuado como el tonto al que le señalan la luna y se queda mirando el dedo que la señala.

Puede que haya cuestiones que dependan de los propios sindicatos y de sus estrategias mediáticas pero me niego a pensar que los gabinetes de comunicación de la CFDT o la CGT francesa son infinitamente mejores que los de la UGT o CCOO, puede que cuenten con muchísimos más recursos pero si algo tienen los sindicatos españoles es imaginación para intentar colar su cuña en unos medios en los que no tienen cuota propia como sí la tienen los partidos políticos. La cuestión radica en el posicionamiento que han tenido las líneas editoriales de la mayoría de medios de comunicación.

Me puedo centrar en hechos objetivos, que la prensa española y francesa hable de éxito de la huelga francesa cuando esta está siendo seguida por entre un tercio y una cuarta parte del seguimiento que ha tenido en España mientras la prensa española hablaba veladamente de fracaso, es algo que a mí francamente me está revolviendo las tripas y me cuesta entender algún argumento que pueda justificar esa distinta escala. ¿Porqué le exigen tanto a unos sindicatos españoles y tan poco a los franceses?. Que el debate se haya centrado en la “violencia de los piquetes” en España, y en Francia esto pase casi de puntillas, cuando los conflictos y violencia en Francia, minoritarios sí, pero son de una escala superior a los habidos en España (donde los únicos hospitalizados han sido 5 delegados sindicales y ningún no huelguista como sí ha ocurrido en Francia).

Éxitos en las huelgas que dependerán del impacto en los gobiernos

Si algo sabemos es que el éxito real de una huelga general española se mide si logra retirar o modificar la ley contra la que se reaccionó. Eso es algo que se tarda meses en ver, Felipe González tardó 13 meses en retirar la reforma de empleo y Aznar tardó 5 meses en retirar su reforma del desempleo desde la realización de la huelga general. También los sindicatos seguirán presionando y eso condicionará el resultado final del éxito o no del conjunto de movilizaciones. Los franceses también tendrán que visualizar si la reforma de las pensiones queda aparcada o modificada sustancialmente para ver el éxito de la huelga.

En el caso español sí que podemos indicar que la huelga general ha tenido dos efectos claros:

a) La elección del nuevo ministro de trabajo no es gratuita, Valeriano Gómez ha sido miembro del equipo técnico de la UGT y representante de este sindicato en el Consejo Económico y Social de España, fue el secretario de empleo de la única reforma laboral que ha conseguido combatir de forma real contra la dualidad del mercado laboral, la reforma del 2006 pactada con patronales y sindicatos y que redujo en 5 puntos la temporalidad. Es alguien que el 29 de septiembre se sumó a las movilizaciones de los sindicatos saliendo con ellos y que en su mente tiene otro tipo de reformas laborales y no esta que tenemos actualmente. El escenario está claro: lo han puesto allí para intentar retocar la reforma laboral todo lo posible y contentar a las demandas sindicales del 29S.

b) La huelga general ha dado el empujón final que tirará a Díaz Ferran fuera de la presidencia de la CEOE. El posible sustituto, Rossell de Foment del Treball, la patronal catalana, ya ha adelantado que “Una reforma laboral que no sea pactada no sirve para nada”, lo cuál indica que la patronal española va a apuntar hacia una línea más dialogante. Si algo han notado es el “golpe” de la huelga general en su cuenta de resultados y no quieren una situación de conflicto abierto.

No sé, el éxito real que tendrán los sindicatos franceses aunque intuyo que Sarkozy se va a tragar esta reforma. Así que ambas estrategias son positivas o al menos apuntan a que es muy posible que consigan sus objetivos.

Cuestiones para la reflexión

No puedo entrar en un post como este a los problemas de fondo que tiene el sindicalismo francés y el español. El primero más intrínseco en su estructura, el segundo con también problemas intrínsecos los tiene más exógenos.

Sí que daré algunas pinceladas:

- Tal vez los sindicatos españoles han tardado en transformar los conflictos individuales en empresas y sectores en algo más político y general. Los ciudadanos querían una imagen de que “alguien hacía algo” y el hacerlo no es lo mismo que escenificarlo.

- Los sindicatos franceses han de ver si prefieren “ganar una semana” o ganar a largo plazo. Son con creces los sindicatos con menor implantación entre los asalariados europeos y aún así siguen retrocediendo, su presencia es muy sectorial. En cambio cuando salen a la calle logran convocar a todo cristo con ellos. El éxito de una semana deberían poder transformarlo en algo más a largo plazo. Tal vez esa beligerancia en las formas sea útil para unas cosas, pero les desacredita para el largo plazo.

- Los sindicatos españoles ya no pueden seguir esperando “ir haciendo” con seriedad en las empresas como labor de hormiguita, ya son lo suficientemente grandes como para tener respuestas como organizaciones a los problemas desde una fotografía más política. El error de los sindicatos españoles en esta crisis no ha sido “no hacer nada” sino en no transformarlo en algo tangible y en “una causa”, a diferencia de lo que sí han conseguido franceses o griegos.

- La estrategia de laminación o de obviar las posturas sindicales de los mass-media de izquierdas y por parte de algunos militantes centroizquierdistas deberían revisarla, lo único que consiguen es socavar la última línea de presión que tienen los gobiernos, de izquierda o de derechas para no hacer recortes sociales y laborales, por muy malos que sean. Como dice un estimado amigo… los sindicatos son como el suelo, cuando todo va bien y están casi no se notan, pero cuando todo falla y ellos no están sí que la caída es en picado.


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