Saco la cabeza después de unos meses frenéticos: dos amigos parisinos (Carlos Bages y André Arich) me tomaron como mentor en su proyecto digital y sin darme cuenta, me transformé en socio y fui abducido de cabeza, corazón y alma por una idea: es posible volver a la publicidad.
En nuestros ambientes bienpensantes del Socialmedia acabo de cometer un sacrilegio: dije “volver” y “a la publicidad” en una misma frase. Alguno se cabreará. Mola.
El problema de la intrusión de la publicidad no es tal. Tampoco es que la intrusión sea buena cuando es contextual. Hay que madurar un poco: el problema de la intrusión es que si es evitable, resulta inútil. Me pones publi en la TV, pues me voy a la nevera, si lo haces en el cine, sigo leyendo el móvil, si lo haces en la radio, para eso tengo mis mp3. La ineficiencia es un pecado corporativo de donde vengo.
Pues estos tíos geniales, expertos ambos en tecnología (André con +40 años en IT, Carlos con +10 en Digital Signage) me motivaron a meterme mas en el DOOH (Digital Out Of Home) o arquitectura de pantallas urbanas para decirlo de otra manera, el cual está despegando maduro este año. Aquí, un punto de honestidad radical: el Socialmedia Marketing (dentro del Digital Marketing) recién ha madurado internacionalmente en 2010 y despegado de ahí en adelante y otra cosa es lo que venimos diciendo quienes trabajamos el campo, con nuestra visión técnica parcial (vemos redes en todos los sitios) y nuestro afán comercial (queremos que sea ya el momento de hacer negocios). Las empresas, la cultura de las empresas, siempre es mas lenta que la de la sociedad y a su vez ésta es mas lenta que la de los especialistas.
Al ver que el DOOH empieza a asentarse, nos resultó razonable el tener algo mas que un directorio y de ahí, lo de Club, pero con bemoles: ¿en serio no se puede desarrollar como una comunidad en LinkedIn?. La realidad es que de los cientos de empresas y los miles de especialistas (ingenieros, IT, CMO, CTO, creadores de contenidos AV) que hay alrededor del mundo, todos andan dispersos y aún no hay un ágora donde encontrarse. El otro bemol, es mío, culposo, dospuntocerista: ¿por qué meterse en ello si va contra el pull?
La respuesta es sencilla: porque se puede. Si se puede interrumpir, se va a interrumpir. Y una red con intereses tan claros es muy factible que evolucione a la par del crecimiento del mercado. Mas claro aún: el Digital Signage, se materializa a través de pantallas que se ven ya por todos los sitios y que emiten contenidos de interés acompañados con publicidad (ya sea que estemos en Time Square, en Liverpool, Shanghái, en el Metro de Barcelona o de Madrid). Hablamos de un mercado caótico e impresionante, con una proyección de 13.800 millones de dólares (horizonte del 2017) y un crecimiento agregado (CAGR) superior al 22%.
Supongo que para que el Club tenga éxito, tendremos que superar la primera dificultad que va a ser desplazar la gestión de los fierros (las pantallas) que ahora llevan los IT a los comunicadores que podrán trabajar la arquitectura del mensaje, ya que se trata de un tema de comunicación antes que una gestión de tecnología.
Mark Zuckerberg declaró The Hacker Way como su misión cuando presentó Facebook en su salida a bolsa. El Digital Signage Club está pensado en esa misma mejora continua e iteración, siguiendo ese pensamiento hacker de que algo siempre puede mejorarse.
Ahora, nos toca empezar.
Como es costumbre, aquí os comparto la presentación en versión “completa” del DSC.