Pero pasemos a hablar de lo verdaderamente interesante: el Dim sum. Para empezar, es una comida típicamente familiar y de fin de semana. La manera en que se sirve recuerda un poco a los bares de tapas: se piden varios platos a repartir entre todos los comensales, y luego, a medida que van saliendo de la
Hay una enorme variedad de clases de dim sum. Las gambas son uno de los ingredientes más frecuentes; las hacen a la plancha, las usan para rellenar berenjenas (en la foto del principio), y en múltiples tipos de dumplings. Sobre los dumplings, que a falta de una mejor analogía se podrían comparar con nuestras empanadillas o con ciertos tipos de pasta rellena (los ravioli, por ejemplo), os diré que su elaboración es un verdadero arte. Tanto la masa como el relleno se hacen en el establecimiento (nada de congelados). La masa de los dumplings está hecha de pasta de arroz y tiene una textura muy suave. No tiene un sabor fuerte, porque lo importante en un dumpling es lo que lleva dentro, que puede ser carne de cerdo, setas, gambas, o verduras, como puerros, apio o repollo.
Otros tipos de dim sum son los calamares con salsa de curry, las patas de pollo en salsa, y el taro frito. El taro es un tubérculo parecido a la patata, pero más ligero de sabor que ésta. Aunque actualmente no se consume en Europa, los romanos ya lo comían y lo llamaban colocasia. Tengo que confesar que a pesar de mi entusiasmo, no me atreví con algunas cosillas del menú que me resultaban demasiado "exóticas", como la tripa (nunca he sido fan de los callos) y los tendones de ternera. Otra vez será. Lo que sí disfruté fue mi plato favorito, Lo Mai Gai, arroz al vapor envuelto en hojas de loto (en la foto). Como alicantina que soy, no es de extrañar que me guste el arroz, pero tengo que aclarar que el Lo Mai Gai no tiene nad