Dim sum, la versión china de las tapas

Por María Paz
Si habéis ido alguna vez a un restaurante chino en un país diferente al vuestro, os habréis dado cuenta de que la comida china no es la misma en todas partes. Aunque yo nunca he estado en China, amigos que sí han visitado el país me dicen que la comida que se sirve en la mayoría de los restaurantes chinos en España o en los EEUU es una versión bastante descafeinada del original. Por eso me gusta tanto comer en Jan´s Chinese, que a pesar del nombre, resulta ser un sitio bastante auténtico. Digo esto porque la clientela que lo frecuenta, especialmente en domingo -día en que sirven el sublime dim sum- está formada casi exclusivamente por orientales. El descubrimiento de Jan's Chinese se lo debo a mi amiga Patricia, que sabe dónde se come bien en esta ciudad, y que a estas alturas hasta está aprendiendo algo de chino a base de descifrar la cuenta de Jan´s.
Pero pasemos a hablar de lo verdaderamente interesante: el Dim sum. Para empezar, es una comida típicamente familiar y de fin de semana. La manera en que se sirve recuerda un poco a los bares de tapas: se piden varios platos a repartir entre todos los comensales, y luego, a medida que van saliendo de la cocina platos nuevos, una camarera pasa por las mesas con un carrito y los va ofreciendo. Si te gusta lo que ves, puedes coger lo que le apetezca, y así vas llenando la mesa de diversas cazuelitas con tipos diferentes de dim sum. Todo tiene tan buena pinta, que para cuando quieres darte cuenta, tienes la mesa llena de deliciosas opciones. Acaba uno poniéndose las botas, pero lo bueno es que el dim sum es, además de delicioso, barato. En mi visita más reciente intenté hacerle una foto a la camarera con el carrito, pero no fue fácil vencer su resistencia a ser retratada, como podéis ver.
Hay una enorme variedad de clases de dim sum. Las gambas son uno de los ingredientes más frecuentes; las hacen a la plancha, las usan para rellenar berenjenas (en la foto del principio), y en múltiples tipos de dumplings. Sobre los dumplings, que a falta de una mejor analogía se podrían comparar con nuestras empanadillas o con ciertos tipos de pasta rellena (los ravioli, por ejemplo), os diré que su elaboración es un verdadero arte. Tanto la masa como el relleno se hacen en el establecimiento (nada de congelados). La masa de los dumplings está hecha de pasta de arroz y tiene una textura muy suave. No tiene un sabor fuerte, porque lo importante en un dumpling es lo que lleva dentro, que puede ser carne de cerdo, setas, gambas, o verduras, como puerros, apio o repollo.

Otros tipos de dim sum son los calamares con salsa de curry, las patas de pollo en salsa, y el taro frito. El taro es un tubérculo parecido a la patata, pero más ligero de sabor que ésta. Aunque actualmente no se consume en Europa, los romanos ya lo comían y lo llamaban colocasia. Tengo que confesar que a pesar de mi entusiasmo, no me atreví con algunas cosillas del menú que me resultaban demasiado "exóticas", como la tripa (nunca he sido fan de los callos) y los tendones de ternera. Otra vez será. Lo que sí disfruté fue mi plato favorito, Lo Mai Gai, arroz al vapor envuelto en hojas de loto (en la foto). Como alicantina que soy, no es de extrañar que me guste el arroz, pero tengo que aclarar que el Lo Mai Gai no tiene nada que ver con el simplón arroz ¨tres delicias¨ (nunca he sabido cuáles son las delicias a que se refiere el nombre), ni con la paella. Entre otras cosas, porque se usa otro tipo de arroz. Pero además, al hacerse al vapor durante unos cuarenta minutos, los granos se ablandan hasta adquirir una textura pastosa. Aunque la descripción suene poco apetecible, os aseguro que esta buenísimo. El arroz guarda dentro una sorpresa: está relleno de salchicha y gambas, y al comerlo se derrite en la boca, fundiéndose los sabores con el delicado aroma de la hoja de loto que lo envuelve. Toda una experiencia para los sentidos que desde aquí os recomiendo.