Dicho esto, quería además señalar mi descontento por lo fea que quedó la bombo sin público que permitió escuchar con mayor claridad los irritantes gritos de entrenadores y futbolistas. Me vi obligado a bajar el volumen del receptor aunque significara perderme las acertadísimas palabras del relator que es un barril de sabiduría y las del comentarista que lejos de ser un opa adicto al fernet era Fernando Apo.
En fin, ganó boquita, cortó la racha de derrotas, y puede pensar en el partido del jueves del que hablaré durante la semana.
Por cierto, qué bien relata Gustavo Cima y con qué respeto por la audiencia.