Resulta que el nombrado ministro alemán de defensa había plagiado partes de su tesis doctoral. No tenía nada que ver con su cargo, pero una vez encontrada la brecha, el asalto fue inmediato. El resultado es que dimitió para frenar el acoso que estaba recibiendo y para no perjudicar al gobierno al que pertenecía. Vale, una opción muy digna. Y eso que Ángela Merkel le había apoyado por su buen hacer y, parece ser, que ha habido una movida de seguidores que han protestado por el hecho.
Nada que ver con esta Andalucía nuestra donde no dimite ni el tato así le cojan con las manos en la masa. Es más, se nombra a quién sea sin el más mínimo escrúpulo legal, total para qué. Qué más da que haya aprobado las oposiciones o no, es del partido y punto.
Imaginen ahora que se descubre que el primer ministro inglés utiliza el avión del gobierno para asistir a mítines del partido liberal al que pertenece, vamos que va a actos de su partido con bienes del estado (lo paga el pueblo). La que se liaría sería de dimisión inmediata. Aquí no, aquí da igual todo. (Y sin mentar para nada ni trajes, ni ERES, ni presidencias de mancomunidades para los amiguetes, ni... (perdón, me recome la nausea).
A veces me gustaría nacionalizarme en algún otro país del norte...