La ceremonia de coronación fue suprimida en la constitución de 1849 y, desde entonces, se celebra un acto de aclamación popular en el balcón principal del Palacio de Christianborg.
Se reunieron 60.000 habitantes de Copenhague, bajo la lluvia, para aclamar a la erguida Reina vestida de negro. También 5 millones de personas vieron el acontecimiento desde sus casas, a través de la televisión.
La nueva Reina aclamada por el primer ministro
El primer ministro fue el encargado de anunciar públicamente al pueblo la ascensión al trono de la nueva monarca que, a continuación, fue aclamada por toda la multitud congregada frente al palacio, exclamando nueve veces “hurrah”.
En ese momento es cuando la nueva monarca leyó su discurso de investidura, consensuado previamente por el gobierno.
La Reina emocionada durante su discurso
La Reina Margarita II de Dinamarca, muy emocionada dijo:
"Mi querido padre, el Rey, ha muerto. La tarea que mi padre ha llevado durante casi 25 años ahora recae en mis hombros, le pido a Dios que me ayude, y me dé la fuerza para llevar esta herencia pesada. Pido que la confianza que se le dio a mi padre también se me conceda."
La Reina y su familia volvieron a salir a saludar desde el balcón del Palacio de Amalienborg, su residencia oficial.
Palacio de Amalienborg
En el balcón le acompañaba su esposo, el Príncipe Henri, y sus dos hijos, los Príncipes Federico y Joaquín.
La Reina Margarita y el Príncipe Henri con sus hijos.
La joven Reina, que contaba con 31 años, eligió como lema: "La ayuda de Dios, el amor de la gente, la fuerza de Dinamarca".
Ante el pleno del gobierno, Margarita hizo saber que en lo sucesivo ella reinaría como "Su Majestad la Reina Margarita II de Dinamarca", con lo que eliminaría la larga letanía de títulos históricos que hasta entonces había usado su padre: "Rey de los danos, de los wendos, de los godos, Duque de Schleswig, de Holstein, de Stolman, etc".
No existieron más celebraciones, ya que el cadáver del difunto Rey estuvo expuesto en la capilla del Castillo de Christianborg hasta el 23 de enero. Donde los daneses desfilaron ante su Rey, uno de los más queridos que Dinamarca haya tenido jamás.
Las exequias se llevaron a cabo el día 24 en la Catedral de Roskilde, situada a unos treinta kilómetros de la capital, donde han sido inhumados todos los reyes de la historia danesa.
Las Reinas Margarita e Ingrid, el Príncipe Henri y tras ellos, la Reina de Grecia y la Princesa Benedicta
Una carta del rey Federico, abierta después de su muerte, detallaba todo el ceremonial de las exequias. Cuarenta y ocho hombres de la Marina Danesa (a la que perteneció desde niño) arrastraron el carro fúnebre desde la iglesia del castillo de Christianborg hasta la estación central de Copenhague.
Cuando el tren llegó a destino, esos mismos hombres arrastraron nuevamente el furgón, esta vez hasta la Catedral de Roskilde. Tal como se acostumbra en Dinamarca durante las ceremonias fúnebres, los marinos marcharon a un ritmo de sesenta y cuatro medios pasos por minuto.
Detrás caminaron la Reina viuda Ingrid y sus tres hijas, la Reina Margarita II, la Princesa Benedicta y la Reina Ana María de Grecia con sus respectivos cónyuges.
Acompañaban el cortejo los Reyes Gustavo VI de Suecia, Balduino y Fabiola de Bélgica, Juliana I de Holanda y Olav V de Noruega, los Príncipes de Mónaco, el Gran Duque de Luxemburgo, el Príncipe Felipe de Inglaterra, el Presidente Eldjarn de Islandia y el Conde de Barcelona.
Durante dos meses, Dinamarca quedó ensombrecida por el duelo. "Es la primera vez en mi vida que he visto verdaderamente apesadumbrados a los alegres daneses", decía un corresponsal extranjero.
La Reina Margarita II de Dinamarca ya celebró en el 2012 sus 40 años de reinado, y al igual que su padre, es muy querida por los daneses
Moneda conmemorativa