Dinastía AbasíDinastía Abasí, dinastía musulmana que gobernó la mayoría de los territorios islámicos, bajo la forma política del califato, desde el 750 hasta 1258. Descendientes de Abbas, miembro de la tribu quraysh de La Meca, que era tío del profeta Mahoma, los Abasíes (también llamados Abasidas) accedieron al califato tras el derrocamiento de la dinastía Omeya, y lo conservaron hasta que los mongoles saquearon Bagdad y asesinaron al último califa de la línea familiar. Durante la mayor parte del tiempo, su corte estuvo en dicha ciudad, donde los Abasíes establecieron su residencia por orden del segundo califa de la dinastía, Al-Mansur (754-775), en el 762.
2 PRIMEROS SIGLOS DEL DOMINIO ABASÍ
Durante el primer siglo de su califato, los Abasíes actuaron como líderes tanto religiosos como políticos del islam, aunque incluso durante este periodo su autoridad fue rechazada por algunos. El auge de su poder se alcanzó probablemente con el reinado de Harun al-Rashid (786-809), quien delegó gran parte de su poder en la familia de administradores Barmakíes (o Barmecíes). Tras la muerte de Harun, hubo un periodo de guerra civil entre sus dos hijos, Al-Amin y Abdullah al-Mamun. Aunque este último logró el triunfo final, el prestigio de la familia se deterioró.A finales del siglo IX, los Abasíes eran incapaces de ejercer una autoridad política o religiosa real. Desde el punto de vista religioso, su autoridad había sido sustituida por la de los eruditos religiosos del islam suní, después del fracaso del intento califal de imponer su poder sobre ellos en la prueba de fuerza conocida como mihna (disputa sobre la autoridad religiosa que tuvo lugar desde el 833 hasta el 847). Como resultado de ello, a los califas se les limitó a un papel sobre todo simbólico, por lo que pasaron a actuar, desde el punto de vista sagrado, sólo como líderes nominales del islam suní. De otro lado, cabría añadir que, por su parte, los seguidores del chiismo rechazaron por completo a los Abasíes.Desde el punto de vista político, los califas se convirtieron en marionetas en manos de sus soldados turcos, capaces de quitar o poner califas según su deseo. Como ejemplo, cabe mencionar el hecho de que, en el 908, un califa gobernó tan sólo un día. El proceso culminó con la creación en el 935 del título de amir al-umara (‘comandante de comandantes’), que fue ocupado por el auténtico poder político, el jefe de los soldados turcos.Al mismo tiempo, algunos de los territorios que los Abasíes habían controlado, acabaron por convertirse en estados independientes. Determinados gobernantes de estos estados reconocieron la soberanía de los Abasíes, aunque tan sólo de una forma simbólica. En el 945, la propia Bagdad fue conquistada por la familia chiita de los Buwayhíes (o Buyíes), y durante el siguiente siglo el califato Abasí subsistió principalmente porque los Buwayhíes le encontraron una cierta utilidad a la hora del desempeño de su propio poder.3 AUGE CULTURAL DEL ISLAM
Aunque en los siglos IX y X se observó una decadencia en el poder de los califas, el periodo fue de gran importancia religiosa y cultural. La prueba de fuerza entre los califas y los eruditos religiosos suníes supuso el surgimiento de la definitiva forma doctrinal suní. Preparó el camino para la aparición de los grandes textos legales suníes y la colección recogida en el hadit. Sólo poco después, el chiismo alcanzó su modo definitivo cuando la línea de los 12 imanes terminó en el 873, acontecimiento seguido de la aparición de libros legales chiitas y distintas colecciones de hadits.Bajo el gobierno Abasí, tuvieron un significativo auge la filosofía, la medicina, las matemáticas y otras ciencias, al tiempo que el propio mundo islámico se apropiaba y desarrollaba el conocimiento y la sabiduría de las culturas anteriores y circundantes. Particularmente importante fue la ciencia y la filosofía del Oriente Próximo helenístico; así, durante los siglos IX y X se realizó la traducción al árabe de varias obras de (o atribuidas a) figuras como Aristóteles, Platón, Euclides, Galeno y otros. La labor de traducción fue fomentada por el califa Abasí Abdullah al-Mamun, quien fundó para ello la denominada ‘Casa de la Sabiduría’ (Dar al-Hikma), en Bagdad. Los cristianos de lengua árabe destacaron en la realización de traducciones. El sistema de numeración arábiga, aunque de hecho se originó en la India, fue adoptado en esta época por la civilización islámica y después transmitido a Occidente, donde, desde entonces, ha venido siendo utilizado académica y regularmente.4 CRISIS Y FINAL DEL CALIFATO ABASÍ
La fragmentación política del califato condujo al surgimiento de muchas cortes y centros de poder locales, que también fomentaron el desarrollo de la ciencia y de la filosofía, así como de la poesía, la prosa, el arte y la arquitectura. Algunas cortes locales que surgieron en las regiones orientales del califato permitieron el surgimiento de una literatura persa islámica y del sentimiento nacional iraní.En 1055, los turcos Selyúcidas, que eran suníes, capturaron Bagdad. Aunque de nuevo fueron considerados como símbolos de la unidad del islam suní, la libertad de acción de los califas Abasíes quedó muy limitada. Sólo en los tiempos de debilidad Selyúcida, los califas pudieron ocasionalmente ejercer algún poder e influencia. Durante la época del dominio ejercido por el Imperio mongol en la mayor parte del Oriente Próximo, finalizó la línea califal (1258), y el islam suní no necesitó más del papel simbólico del califato. Aunque los sultanes mamelucos de Egipto crearon un califato marioneta en El Cairo, colocando a varios miembros de la familia Abasí que habían escapado de Bagdad, sin embargo, desde la caída del califato Abasí en dicha ciudad ningún pretendiente al cargo logró un reconocimiento general entre la totalidad de la comunidad musulmana.Después del primer siglo transcurrido desde su llegada al poder, no se puede decir que los Abasíes tuvieran demasiado control sobre los acontecimientos, aunque sin duda suponían un foco de lealtad para el islam suní durante un periodo a menudo turbulento, y su califato puede considerarse como la edad dorada de la civilización islámica.