Dinastías políticas asiáticas (2)

Por Tiburciosamsa

Pakistán siempre mira a la India con envidia. Si la India tiene armas nucleares, Pakistán también las quiere y si la India tiene a la dinastía Nehru-Gandhi, Pakistán tiene a los Bhutto. La familia entró en política a comienzos del siglo XX con Shah Nawaz Bhutto, que puso las bases de poder de la familia en la provincia de Sindh y desarrolló buenas relaciones con los mandamases del recién independizado país. Su hijo Zulfiqar Ali Bhutto tuvo una carrera meteórica. A los 30 años fue nombrado Ministro de Energía por el Presidente Ayub Khan. Algo ayudaría que Ayub Khan hubiera estado cazando en la finca del padre en Sindh. A finales de 1971, cuando el país estaba en plena crisis tras la secesión del Pakistán Oriental, Bhutto se convirtió en Primer Ministro y pasó los siguientes seis años mareando el país. Derrocado por un golpe de estado en julio de 1977, su sucesor, el general Zia ul-Haq, puso fin a su carrera política por el método expeditivo de condenarle a muerte. Sus hijos Murtaza y Shahnawaz dedicaron lo mejor de sus esfuerzos en la década de los ochenta a derrocar a Zia ul-Haq, pero la verdadera heredera política de Zulfiqar sería su hija Benazir. Tras la muerte de Zia ul-Haq, Benazir ganó las elecciones convocadas en noviembre de 1988 y llegó a ser Primera Ministra, cargo que ocupó hasta 1990 y luego, otra vez, entre 1993 y 1996. En 2007 recién llegada del exilio fue asesinada. Su viudo, Asif Ali Zardari, heredó el partido que lideraba Benazir y que ella había heredado de su padre, el Partido Popular de Pakistán (PPP). Aunque su liderazgo del partido tiene algo de interino. En realidad le está calentando la silla a su hijo Bilawal, que está estudiando en Oxford y no tiene tiempo de regresar a Pakistán para hacerse cargo del partido. Gracias a la simpatía generada por el asesinato de Benazir, Ali Zardari ganó las elecciones presidenciales que se celebraron el 6 de septiembre de 2008.

Ya comenté lo que puede hacer una viudedad bien llevada en Asia para lanzar una carrera política. En 1985 el líder opositor Benigno Aquino fue asesinado en el aeropuerto de Manila por los esbirros del dictador Ferdinand Marcos. Cuando en 1987 hubo elecciones, la oposición tuvo claro que tenían que enfrentarle a Corazón Aquino, la viuda de Benigno. Corazón Aquino era un ama de casa bienintencionada, a la que interesaba más el mahjong que la política, pero eso resultaba indiferente en términos electorales. Lo que importaba es que era La Viuda.

La bangladeshi Jaleda Zia es otra que vio en la viudedad el trampolín para la política. Casada a los 21 años, no se ocupó de otra cosa que de la casa y de la educación de sus hijos y pasó de asuntos políticos. Para eso ya estaba su marido, el General Ziaur Rahman, que se dedicaba a esas cosas que se dedican los militares en los países del Tercer Mundo, sí, a dar golpes de estado. El que dio el 15 de agosto de 1975 le salió tan bien que para 1977 ya era Presidente del país. En 1981 la suerte se le acabó: en esta ocasión fue otro el que le dio el golpe de estado a él. La intentona fracasó, pero se lo llevó por delante y catapultó a la viuda Jaleda Zia al mundo de la política.

Desde mediados de los ochenta la vida política bangledeshi ha estado marcada por dos mujeres que se odian a muerte. Una de ellas, Jaleda Zia, saca su legitimidad de su condición de viuda. La otra, Sheij Hasina, de la de huérfana, al igual que Benazir Bhutto. Sheij Hasina es hija del primer Presidente de Bangladesh, Mujibur Rahman, que fue asesinado en aquel golpe de estado que tan bien le salió al marido de Jaleda Zia.

Jaleda Zia ya anda promocionando a su hijo Tarique Rahman. Cuando fue Primera Ministra le convirtió en asesor político y Tarique se convirtió en una especie de oficina de empleo, de gente que colocó en el Gobierno. Como estos pecadillos en estos países se perdonan pronto, en la actualidad es uno de los vicepresidentes del Partido Nacionalista de Bangladesh, que curiosamente es también el partido que lidera su madre. Sheij Hasina no se ha quedado a la zaga de su rival. Si Jaleda Zia promociona a su hijito, ¿por qué no va a hacer ella tres cuartas de lo mismo con su vástago, Sajeeb Wazed? En 2009 Wazed se afilió al partido de su madre, la Liga Awami, como miembro de a pie. ¿Alguna a puesta a que dentro de poco será algo más que un miembro de a pie?

En Asia sigue muy vigente una concepción feudal de la política. Las relaciones clientelares se mantienen con fuerza. La idea de la impersonalidad de la Ley y de la igualdad de todos los ciudadanos se defiende más de boquilla que con sinceridad. Me imagino que a medida que las sociedades asiáticas vayan progresando, estos rasgos vayan desapareciendo. Tomemos el ejemplo de Singapur, que es una sociedad plenamente desarrollada. Aquí el Primer Ministro Lee Hsien Loong es un hombre brillante, que hubiera podido ser catedrático de matemáticas en Oxford si hubiese querido (estaban interesados en él), pero prefirió entrar en la política singapureña donde ha llegado adonde ha llegado a base de esfuerzo. Que su padre fuera el primer Primer Ministro del país, es incidental.