Durante mucho tiempo, el tatuaje se desarrolló en nuestro país esencialmente como una práctica carcelaria [1] o de determinados cuerpos militares, como la Legión, aunque su atractivo no escapó a la sociedad de consumo de la era del Baby Boom. Así, los que ya tenemos una edad nos acordamos del gran éxito de que gozaron en los 60 y 70 las calcomanías, impresas en una cartulina que se colocaba sobre la piel y se retiraba tras humedecerla a conciencia. Aquí te mostramos una serie que una de las principales casas especializadas de la época, Calcomanías Ortega, dedicó a los animales prehistóricos.
Tal vez como herencia de esos escarceos calcomaniacos, desde finales del siglo XX el uso con meros fines estéticos del tatuaje se ha universalizado. Cualquier motivo es bueno para estampárselo uno encima de por vida, aunque el tiempo termine por disminuir o incluso anular su atractivo en muchos casos. Los que a nosotros nos interesan son los de temática mesozoica, por supuesto. Y dada la vistosa e impactante imagen que ofrecen los dinosaurios, miles de personas les han cedido parcelas de su epidermis. Te traemos sólo algunas de las imágenes que más nos han gustado, pero la red está plagada de ellas, te animamos a seguir la búsqueda y, ¿quién sabe?, lo mismo encuentras algo que te gusta y te animas a tatuártelo.
-----[1] Ya en 1910, el criminólogo Rafael Salillas dio una conferencia sobre “El tatuaje y el destatuamiento” entre los presos de Barcelona. Los nazis lo usaron para marcar a prisioneros en los campos de concentración.