En “Los mansos heredarán la tierra” (1959, Turok, Son of Stone #15) vemos una escena imposible con un tiranosaurio levantando sobre su cabeza a un diplodocus.
En “Primeras plumas” (1959, Turok, Son of Stone #16) vemos a un dinosaurio no aviano cubierto de plumas, si bien de conformidad al paradigma de la época el cómic lo plantea como una transición previa al vuelo y no como una protección térmica típica de los terópodos, claro.
“La muerte de los dinosaurios” (1961, Turok, Son of Stone #23) aventura –antes del descubrimiento del cráter de Chixculub- como causas de la extinción ciertos cambios climáticos a los que se adaptó la vegetación pero no los dinosaurios y, tras los herbívoros, los carnívoros acabaron unos con otros.
“El terror de la temperatura” (1963, Turok, Son of Stone #32) añade las desventajas que se desprende de ser los dinosaurios –como se creía entonces- animales de sangre fría.
Aunque siguen lastrando la carga de las omnipresentes cartelas explicativas, estas historias tienen los suficientes elementos dramáticos para no ser consideradas simples documentales y, además de enseñar, entretienen. Podríamos pensar que el cómic protagonizado por dinosaurios ya ha madurado y encontrado su camino, pero lo cierto es que tardaremos algunos años en encontrar una nueva serie protagonizada sólo por dinosaurios.
Conocida por su serie superventas [2] de adaptaciones literarias Classic Illustrated, Gilberton también editó cómics pedagógicos en materia paleontológica, como “The Illustrated Story of Prehistoric Animals” (1959, The World Around Us #15), donde colaboraron Sam Glanzman, Al Williamson o Gray Morrow, o “Prehistoric World” (1962 Classics Illustrated #167A), ilustrado por Angelo Torres. Sin embargo, y lamentamos volver a discrepar con Bissette, no estamos propiamente ante cómics de dinosaurios, ya que abarcan toda la historia de la vida y de los paleontólogos. Además, sus viñetas no tienen continuidad argumental ni se diferencian de las ilustraciones de una enciclopedia.
PALEONOTES (by Carlosdino)
A pesar de lo absolutamente inusual que resulta ver dinosaurios con plumas en plenos años 50 (lo de emplumar a dinosaurios emparentados con las aves no empezarían a hacerlo de manera más habitual algunos paleoartistas hasta los 70-80, y el primer dinosaurio no aviano con plumas, Sinosauropteryx, no se describió hasta 1996), la mayoría de las ilustraciones que vemos en "Young Earth" son, una vez más, consistentes con el conocimiento paleontológico de la época. Por lo tanto, en estas tiras seguiremos viendo colas arrastrando por el suelo, brontosaurios en pantanos y carnívoros con dedos de más. Nada nuevo bajo el sol. Dentro de otros fallitos ligados a la época, podríamos incluir a los ornitomimosaurios alimentándose de huevos, pues hoy se piensa que serían comedores de plantas. Mención especial para la inclusión de Trachodon, un género de hadrosaurio que se consideraba como dudoso ya desde 1942 debido a lo poco informativo de sus restos.
Más problemático resulta, tratándose de unas viñetas de carácter divulgativo-documental, los brutales anacronismos que presenta. Tyrannosaurus, del Cretácico tardío (hace 66 millones de años) jamás coincidió con estegosaurios ni brontosaurios, ambos del Jurásico Superior, hace 150 millones de años. ¡Eso por no hablar de que jamás podría levantar a un saurópodo entero como ese simplemente con la fuerza de su mordida! Pero si hay uno de estos errores que llama todavía más la atención es la tira que narra un encuentro entre Pteranodon y Dimetrodon. Mientras que el famoso pterosaurio vivió en las costas del Mar Interior Norteamericano en el Cretácico Superior, hace unos 85 millones de años, Dimetrodon ni siquiera es un animal del Mesozoico: sus restos provienen del Pérmico temprano, en el Paleozoico, hace entre 295 y 272 millones de años. ¡Ambos animales estuvieron separados en el tiempo por 200 millones de años!
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[1] Hay quien propone como autor a Matthew H.Murphy o Paul S.Newman, principal escritor de la serie.[2] Entre 1941 y 1962 vendieron 200 millones de ejemplares. A partir de entonces dejó de producirse nuevo material, limitándose a las reediciones. En 1967, Gilberton fue adquirida por la católica Twin Circle, que añadió un par de títulos al catálogo, pero abandonó a comienzos de los 70. Desde entonces, la colección ha sido recuperada por diversos editores, como First Comics, Acclaim Books o Papercutz. Se estima que, en total, la serie ronda los mil millones de ejemplares vendidos, lo que la convertiría en el cómic más difundido de la historia junto al británico The Beano.
Recuerda, todos los cómics de dinosaurios están en "El Comicsaurio: La historia de los cómics de dinosaurios" editado por Applehead Team. Ya en preventa aquí.