Junto a interesantes artículos divulgativos, cada ejemplar contenía cuatro cómics de seis páginas cada uno protagonizados en exclusiva por dinosaurios. Los guionistas Abnett, Graham Marks, Euan Peters y Nicholas J.Vince se repartieron cuatro historietas por barba –Vince cedió una a John Freeman-, y cada cómic fue ilustrado por un dibujante diferente.
El primer número, subtitulado “Terrible Claws and Tyrants” y con portada de Kevin Walker, contenía los cómics “The Food Chain” (Marks/Geoff Senior), “Fighting for Fish” (Peters/Richard Dolan), “Hunting a Herbivore” (Marks/John Watkiss) o “Pterosaurs” (Abnett/Dermot Power).
La última entrega, “Horns and Heavy Armor”, con cubierta de Richard Dolan, incluía “Sandstorms and Other Dangers” (Vince/John McCrea), “Protecting the Young Ones” (Abnett/Kevin Hopgood), “Passing the River” (Abnett/Colin McNeil) y “Breeding” (Vince/Andy Lanning).
Al tiempo le gusta repartir ironía, estoy seguro. Qué apropiado que nuestra especie, que ha estado correteando por aquí durante unos minutos, geológicamente hablando, ideando los inventos más horribles de la historia y contribuyendo, en general, con una gran cantidad de basura a este alojamiento alquilado, utilice para simbolizar un fracaso gigantesco a uno de los mayores éxitos de la naturaleza.”
PALEONOTES (by CarlosDino)
El carácter divulgativo previamente mencionado está muy presente, lo que hace que nos encontremos ante un producto más que notable en lo que a representación científica se refiere. El baile de dibujantes hace que el resultado no sea igual de óptimo en todas las historias, pero sí estamos ante un cómic que, en general, captura a la perfección el conocimiento dinosauriano de la época. La Dinosaur Renaissance brilla aquí, por fin, en todo su esplendor: estas maravillosas criaturas aparecen finalmente como animales ágiles, activos, de colas elevadas y sangre caliente, con los terópodos siendo terribles depredadores y los herbívoros apareciendo como magníficas e imbatibles bestias. Y todos ellos con looks y anatomías mucho más cercanas a las de sus contrapartidas reales. Sí, de vez en cuando veremos todavía alguna cola arrastrando por el suelo o algún terópodo en posición de canguro, pero son excepciones puntuales.
Hay que reseñar lo muy al día que estaban estas viñetas, mostrando algunos géneros de dinosaurios descubiertos muy pocos años antes, como los terópodos Baryonyx o Carnotaurus, o hipótesis puramente "dinosaurrenaissancerianas" como la caza en grupo por parte del raptor Deinonychus. Además, aquí se acaban los anacronismos, y cada animal aparece en el ecosistema y época que le corresponde, compartiendo escena únicamente con otros organismos con los que convivió en la vida real. Por poder, podemos hasta congratularnos por la presencia de algunas tímidas protoplumas en terópodos no avianos algunos años antes de que se describiera el primer fósil de un carnívoro emplumado.
Claro que no es un cómic perfecto, y si nos ponemos estrictos le podemos sacar fallitos, aunque muchos de ellos son producto, una vez más, del conocimiento de la época. Seguimos encontrándonos con la vela de piel en Parasaurolophus, así como plesiosaurios medio anfibios (hoy en día sabemos que eran mucho más acuáticos) o un Quetzalcoatlus con un cráneo que poco tiene que ver con el que conocemos en el animal real. Algo más gordo es lo de las muñecas de los terópodos, con manos en posición de pianista (pronadas, en vez de supinas o "con las palmas hacia dentro"), un fallo recurrente en la cultura popular dinosauriana y que "Jurassic Park" fijaría durante décadas (ha tenido que llegar "Battle at Big Rock", en 2019, para poder ver por fin un carnívoro con manos orientadas correctamente en la saga).
Sin embargo, todas estas cosas quedan empequeñecidas si miramos el resultado general de este cómic, altamente satisfactorio. Teniendo en cuenta lo que habíamos tenido durante años y años, lo que nos encontramos en estas viñetas es, como bien dice su título, motivo de celebración.