Nuestro circuito comienza en el Jurásico medio, durante el Aleniano-Bajociano, hace unos 175-167 millones de años, donde podemos encontrar a los primeros dinosaurios australianos. En primer lugar tenemos al abelisáurido Ozraptor, que por desgracia nos es conocido tan sólo por un fragmento de su pierna. Este terópodo sería de la misma constitución que los abelisáuridos argentinos Quilmesaurus y Masiakasaurus, y tendría una longitud de 2-3m. Rhoetosaurus es el otro dinosaurio que encontramos en todo el Jurásico australiano. Este saurópodo es mucho mejor conocido y tendría una longitud de entre 12 y 15m, un tamaño relativamente modesto para un saurópodo. El fuerte parecido de Rhoetosaurus con Camarasaurus los acerca mucho filogenéticamente, defendiendo la creación del grupo de saurópodos Camarasauridae, que no existe en la clasificación actual.
Lógicamente faltan muchos espacios por llenar en la paleofauna jurásica de Australia, y es que este país tampoco es una potencia paleontológica, pero sin duda su mayor esplendor está en el Cretácico inferior.
Nos encontramos ahora en el Cretácico inferior, periodo Aptiano. En estos momentos, Australia está mucho más cerca del polo que hoy día, y tiene un clima mucho más frío, con un invierno muy duro. Un pequeño dinosaurio es el mejor adaptado de la zona a estas temperaturas medias que rondan los -5 ºC. El Qantassaurus es un pequeño hipsilofodóntido de 1’8m de largo que disponía de claras adaptaciones al frío, como unos ojos grandes para ver en la oscura noche boreal o incluso haber desarrollado un sistema endotérmico (sangre caliente) para aguantar los duros inviernos en los que este animalillo seguramente no invernaba.
Un Qantassaurus ramonea en el Cretácico inferior de Australia.
Dos dinosaurios conocidos por restos muy fragmentarios son Kakuru y Serendipaceratops (una tibia y huesos del brazo, respectivamente). El primero fue posiblemente un terópodo de pequeño porte, tal vez un oviraptorosaurio, y el segundo fue seguramente un protoceratópsido (sí, cercano al Protoceratops), que con sus dos metros de longitud sería el primer dinosaurio ceratopsiano de Gondwana (Sudamérica, África, Indo-Madagascar y Australia).
Por último, un dinosaurio había desarrollado importantes características, pero no contra el frío, sino contra los depredadores. El Minmi (3m) era un pequeño anquilosaurio, seguramente un nodosáurido (pues carecía de maza ósea) cuya armadura poco podría hacer ante las bajas temperaturas.
Atlascopcosaurus y Leaellynasaura eran dos pequeños hipsilofodóntidos de menos de 3m de longitud que habían desarrollado aún más las adaptaciones de sus antecesores, especialmente el Leaellynasaura, que al no hibernar, debería ser endotérmico.
Un celurosaurio llamado Rapator, medía 6m de longitud, y parecía perfecto para cazar hipsilofodóntidos, pero era un alvarezsáurido, lo que indica que tal vez tuviera tan sólo un pico. Aunque es con diferencia el mayor de los alvarezsáuridos, se conoce por restos muy fragmentarios. Otro terópodo era el ornitomimosaurio Timimus, de tres metros de largo y 1’8 de alto. Este pequeño corredor, al contrario que los hipsilofodóntidos, sí se cree que hibernaba, ya que su crecimiento es cíclico (no crecía durante el invierno).
En los periodos restantes del Cretácico, el único dinosaurio hallado data del fin del Mesozoico (Campaniano-Maastrichtiano), y es el alosáurido Australovenator, de entre 6-8m de longitud, cuyas presas durante su estancia en el mundo aún quedan por descubrir.