Para aquellos que creen que todo lo que lleva el sello Disney es cursi y golpebajista, vale recordarles este ejemplo. “Dinosaurios” fue una serie que, como otras, se subió al tren en Los Simpsons, y en 1991 debutó como una familia típicamente americana, trasladada a un mundo más delirante (en este caso el prehistórico) y que mechaba historias costumbristas con mucho humor absurdo.
En el caso de esta serie, uno de sus productores ejecutivos era nada menos que Brian Henson, hijo de Jim y titiritero (aunque el nombre parece quedarle chico), como su padre. Lo espectacular de estos dinosaurios, no eran sólo lo realistas que resultaban – teniendo en cuenta que eran criaturas jurásicas vestidas como personas de los ’90 y bastante antropomórficas – sino que además poseían una expresvisidad pasmosa. Quien seguramente se llevó la mejor parte de esta increíble calidad de gestos es el pequeño bebé Sinclair, algo así como el más insoportable y adorable niño, una suerte de mezcla entre Maggie Simpson, Alf y mucha, mucha psicodelia. Además que los personajes principales, los “extras” también tenían una calidad increíble.
Y en segundo lugar encontramos el humor de esta serie. Claramente influenciado por los Simpsons,
Es que, la mayoría de los chistes de la serie eran, o bien de humor negro, o de doble sentido. Es decir, muchos de lo que la mirábamos de niños nos reíamos con los chistes más simples (“No la mamá!!!”) pero pasábamos de largo otras tantas alusiones a la cultura popular, el sexo o directamente mensajes políticos solapados, que sólo contando con unos años más llegamos a apreciar por completo.
Ahí va entonces mi recomendación. Si recuerdan Dinosaurios como una simpática serie que veían de chicos, vuélvanla a ver, porque es eso y mucho, mucho más. Abajo, una de las mejores reflexiones sobre la TV mundial…
“Qué tenía de apremiante este cubo que hizo que estas gigantescas criaturas se quedaran frente a él… hasta morir?”
Que la Fuerza los acompañe!
=Malena=