Antístenes fue el fundador del cinismo. Ahora bien, el máximo exponente de este movimiento fue Diógenes de Sinope. Diógenes era contemporáneo de Alejandro Magno. El programa que llevó a cabo Diógenes lo encontramos en la frase “busco al hombre”, que Diógenes iba pronunciando mientras caminaba con una linterna encendida en pleno día, en los lugares donde había más gente. ¿Qué quería dar a entender Diógenes? Buscaba al hombre que vivía de acuerdo con su esencia más auténtica, buscaba al hombre que sabe encontrar su propia naturaleza y que al mismo tiempo viva de acuerda a ella y además sabe ser feliz..
Diógenes pretendía demostrar que el hombre siempre tiene a su disposición lo que necesita para ser feliz, con la condición que sepa darse cuenta de cuáles son las exigencias reales de su naturaleza. Para Diógenes las matemáticas, la física, la astronomía y la música son inútiles. ¿Por qué? Porque la acción sustituye cualquier medición conceptual. El ejemplo, el comportamiento sustituyen a cualquier interpretación metafísica. Diógenes propone vivir sin metas (o por lo menos, sin las metas que la sociedad nos propone), sin necesidad de casa ni de vivienda fija y sin las comodidades que brinda el progreso. Tenemos testimonios de la época en los cuáles nos describen la puesta en práctica, por parte de Diógenes, de dichas teorías:”Diógenes fue el primero en doblar su capa debido a la necesidad de dormir en su interior, y llevaba una alforja para guardar los víveres: utilizaba indistintamente todos los lugares para todos los usos, para comer, para dormir o para conversar. Y acostumbraba a decir que los atenienses también le habían procurado donde habitar: señalaba el pórtico de Zeus y la sala de las procesiones (….). En cierta ocasión había ordenado a alguien que le proporcionase una casita: como éste tardaba, escogió como vivienda un tonel que había en el Metroon, como atestigua él mismo”.
Para Diógenes, esta forma de vivir coincide con la libertad. Cuanto más se eliminen las necesidades superfluas más libre es la persona. Los cínicos insistieron mucho en el tema de la libertad. En la libertad de palabra llegaron hasta la arrogancia. En la libertad de acción avanzaron hacia actitudes muy licenciosas. Ahora bien, con esta libertad de acción, Diógenes pretendía demostrar la no naturalidad de las costumbres griegas. Veamos algunos ejemplos:”Diógenes acostumbraba a hacer todas las cosas a la luz del día, incluso aquellas que se refieren a Deméter y Afrodita”.
La vida cínica tenía tres objetivos básicos: la autarquía -bastarse a sí mismo-, la apatía y la indiferencia ante todo. Con esta anécdota de Diógenes con Alejandro Magno se narra todo el espíritu cínico. Cuentan que mientras Diógenes estaba tomando el sol, se le acercó Alejandro Magno y le dijo.”Pídeme lo que quieras”, a lo que Diógenes respondió:”No me tapes el sol”. Diógenes no necesitaba para nada el poderío de Alejandro Magno. Para estar satisfecho le bastaba con el sol, que es la cosa más natural, y está a disposición de todos. Mejor dicho, le bastaba con la profunda convicción de la inutilidad del poderío de Alejandro ya que la felicidad procede del interior del hombre y no de fuera de él.
Un saludo desde Academia Cruellas, en Fraga.