Salmos 66:18-20. Cuando nuestro corazón está envuelto en la maldad, Dios aparta su oído de nuestras peticiones. Pero como nos dice Las Sagradas Escrituras en estos versículos. Dios nos escucha cuando seguimos sus caminos y nos separamos del mal. Su misericordia está con el corazón obediente.
Salmos 66: 18Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado. 19Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. 20Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.