“La felicidad, ya se sabe, es un horizonte resbaladizo. Para la mayoría consiste en llegar a fin de mes; para Rouco es un ático de lujo de 370 metrospagado con la equis de la casilla de la iglesia; para los Romanones la boca de un niño. Hemos tenido suerte de que, aparte de ser un país aconfesional, la Conferencia Episcopal únicamente haya retrocedido hasta el concordato con la Santa Sede, en 1979, para poner en hora la asignatura de religión, porque podían haber dado marcha atrás hasta el Concilio de Trento y acabar quemando niños moros y herejes en el patio aprovechando la madera de las porterías. Éste siempre ha sido un país muy dado al teísmo desde aquellos tiempos en que el emperador Carlos V, que empleaba el italiano con las damas, el alemán con los lacayos y el inglés con los caballos, hablaba con Dios en español. Felipe González y Florentino Pérez hasta permiten el tuteo, aunque el Papa Francisco, ¿viste?, es más de vos”.
“La felicidad, ya se sabe, es un horizonte resbaladizo. Para la mayoría consiste en llegar a fin de mes; para Rouco es un ático de lujo de 370 metrospagado con la equis de la casilla de la iglesia; para los Romanones la boca de un niño. Hemos tenido suerte de que, aparte de ser un país aconfesional, la Conferencia Episcopal únicamente haya retrocedido hasta el concordato con la Santa Sede, en 1979, para poner en hora la asignatura de religión, porque podían haber dado marcha atrás hasta el Concilio de Trento y acabar quemando niños moros y herejes en el patio aprovechando la madera de las porterías. Éste siempre ha sido un país muy dado al teísmo desde aquellos tiempos en que el emperador Carlos V, que empleaba el italiano con las damas, el alemán con los lacayos y el inglés con los caballos, hablaba con Dios en español. Felipe González y Florentino Pérez hasta permiten el tuteo, aunque el Papa Francisco, ¿viste?, es más de vos”.