Después de lo que se ha dicho y publicado de la entrevista entre Hillary Clinton y Moratinos, con versiones contradictorias, no sabemos si Estados Unidos presionará o no a Marruecos para que devuelva de una vez el pasaporte a la activista saharaui Aminatu Haidar cuando se cumple hoy un mes de su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote.
Y conociendo como se las gasta esa monarquía alauita, (que como todo el mundo sabe existe por la gracia de Dios o, mejor dicho, de Alá) quizá sea bueno que no se sepa nada para que la cosa se arregle.
Creo que la cosa se arreglará pero aún se demorará algo para que la salud de Haidar se deteriore todavía más (que es el deseo de todo buen patriota alauita).
¿Por qué pienso que finalmente la huelguista regresará a su casa con las bendiciones de Mohamed?
Me explico. Ya se sabe que Dios no negocia con los hombres, al menos que se sepa, aunque después de leer el Caín de José Saramago ya no lo tengo tan claro. Pero si dejamos de lado casos tan particulares como el de Caín, podemos extraer algunas conclusiones sobre los mecanismos mentales del monarca cuasiabsoluto de Marruecos (que son los mismos que tenía su padre y antecesor) que lo llevarán a ceder al final, pero no de forma inmediata.
Son estos:
1.- Que no parezca que cede ante la presión de una huelga de hambre
2.- Que no parezca que cede a la presión de España.
3.- Que no parezca que cede porque se lo pide la ONU.
4.- Que no parezca que cede a la presión de Unión Europea.
5.- Que no parezca que cede a la presión de los artistas que la asisten.
6.- Que no parezca que cede porque España hace gestiones ante Estados Unidos
7.- Que no parezca que cede porque se lo pide Estados Unidos directamente.
Al final será el tirano endiosado el que ceda como un gesto gracioso y generoso por salvar la vida a un insignificante ser humano. Y aquí -no me duelen prendas reconocerlo- también influirán, aunque menos que la presión de Estados Unidos, las gestiones discretas del rey de España –pese a que el gobierno lo niegue- ante su primo y colega el rey-dios alauí.
Y si no, al tiempo.