Parece que existen unas 4.000 religiones diferentes en el mundo. ¿Por qué existen tantas? La respuesta es sencilla: los hombres tienen necesidad de Dios. Cuando buscan un sentido a su vida, cuando pasan por momentos difíciles, cuando están tristes, angustiados, buscan un consuelo que no siempre encuentran en sus seres queridos. Por ello buscan en otro lado.
Entonces, ¿a dónde hay que mirar? ¡Al cielo! ¿Y por qué al cielo? Porque allí está el único Dios, Aquel que es infinitamente grande. ¡Qué locura sería querer fabricar un dios según nuestra imaginación!
Lo cierto es que Dios se reveló al hombre, y para ello hace 2.000 años nos envió a Jesús, su Hijo. A través de las Sagradas Escrituras Él nos habla de su Padre que está en los cielos. Nos dice que fue enviado a la tierra para dar a conocer a los hombres a este Dios del cielo.
Creer en Jesucristo, aceptar su palabra, es la fe que nos permite comprender que Dios se reveló en la persona de su Hijo. Y gracias a la fe podemos experimentar la presencia real de Dios en nuestra vida.
Nadie puede probar la existencia de Dios mediante un razonamiento, pero somos muchos los que damos testimonio de que está vivo porque interviene en nuestra vida cotidiana.
Tenga, usted también, un encuentro personal con Dios en su vida. ¡Experimentar su presencia, su bondad y fidelidad es una felicidad sin igual!
Así dice el Señor, tu Redentor, que te formó… Yo el Señor, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo. Isaías 44:24
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. Juan 1:18
Fuente: El Versículo del Días