A Diosdado Cabello nunca le tembló el pulso.
No le tembló para ser parte de la conjura militar contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992, la sublevación liderada por Hugo Chávez que, pese a fracasar en sus objetivos, marcó el calendario como fecha fundacional de su movimiento bolivariano.
Y no le tembló como presidente de la Asamblea Nacional, para avalar la golpiza contra diputados opositores, que dejó una decena de heridos en el Parlamento, hace poco más de un mes, por cuenta de legisladores oficialistas y agentes de seguridad.
Ese día Cabello fue el hombre de hielo: mientras los legisladores de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) eran vapuleados en una gresca de antología, al punto de que varios de ellos fueron a dar al hospital, él seguía el orden del día, como si nada sucediera, presentando normas y resoluciones a votar con total indiferencia a la batalla en curso.
Entre un extremo y otro de esta línea protagónica de 21 años en la vida política venezolana, siempre en las filas chavistas, Cabello revistó como secretario de la Presidencia, vicepresidente de la Nación, ministro del Interior, gobernador del estado de Miranda, ministro de Infraestructura y presidente del Parlamento, cargo que ejerce desde enero de 2012.
Un extenso currículum al que muchos le añaden una fortuna millonaria construida paso a paso en sus distintas etapas directivas. Por lo pronto, el crecimiento patrimonial de Cabello quedará en la anécdota y la denuncia fundada, pero de ninguna manera en los tribunales. La justicia venezolana, en la era chavista, es un brazo auxiliar del Poder Ejecutivo. En los lejanos tiempos en que no se le atribuían millones de dólares mal habidos, tiempos de familia de clase media, Cabello estudió en la Academia Militar de Venezuela. Para cuando participó en el golpe que dirigió Chávez en 1992 tenía el grado de teniente.
Por ese episodio fue pasado a reserva y en su nueva vida dedicó sus energías a estudiar ingeniería civil. O quizá lo nuevo fue solo eso, los estudios, porque desde entonces ha sabido mantener contactos con sus compañeros de camada del ejército, la generación del 85. Gracias a esa camaradería de uniforme, Cabello es el referente de los militares en el Gobierno. También es el más cercano a los empresarios.
Y son esos bastiones, las armas y el dinero, todo enmarcado en una ideología nacionalista, lo que lo convierte en uno de los dos hombres fuertes de la Venezuela 2013, con ambiciones de ser el único. Al presidente Nicolás Maduro, su rival tras bastidores, le queda la doctrina marxista, el apoyo táctico de Cuba y la última palabra de Chávez, que lo designó heredero sin dejar lugar a dudas. Aunque eran sus dos lugartenientes, al parecer le tenía más confianza que a Cabello en la continuidad de su estilo de gobierno.
La oposición política y los medios críticos -que, luego de una sostenida política oficial de presiones, multas y cierres forzados de radios y canales de TV, se reducen a un puñado de diarios sobrevivientes- no tienen una buena imagen de este ingeniero civil, militar golpista y dirigente chavista todoterreno.
El diario Tal Cual señaló el 21 de mayo en un editorial que, de confirmarse la veracidad del diálogo entre el propagandista televisivo Mario Silva y el espía cubano Aramis Palacio, quedaría en evidencia que Diosdado Cabello es "un ladrón de marca mayor que maneja el más amplio tejido del aparato financiero estatal y que extiende sus tentáculos a casi todos los centros vitales del Estado".
Adolfo Salgueiro, profesor de derecho internacional en la Universidad Central de Venezuela, dijo a La Nación que, según se especula, Cabello cree tener suficientes pergaminos para quedarse con la suma del poder. Solo que espera su momento. Tiempo al tiempo.
"Él estaría más bien interesado en acceder al mando político después de que esta etapa haya culminado con un fracaso, porque no quiere ser el único que tenga el globo en la mano cuando el globo explote", dijo en alusión a la pendiente por la que se desliza velozmente el país bajo el gobierno de Maduro.
'En el PSUV están enfermos'
Ayer, el exembajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, siempre atento a la política venezolana, se refirió a la expectativa creada en torno a la posible difusión de una segunda grabación que comprometería al gobierno de Maduro. El pasado viernes Cochez adelantó que el contenido de la próxima grabación sería "terrible" y "escalofriante". Y aseguró que en las filas del partido de Gobierno "no coordinan, se miran mal entre sí, no saben qué hacer, caminan de un lado al otro".
"Todos a la espera de nueva cantata de Mario Silba (sic). En PSUV están enfermos de esperar", tuiteó el exembajador panameño. Cabello es "un ladrón de marca mayor... y que extiende sus tentáculos a casi todos los centros vitales del Estado".
EL COMERCIO.COM
Wikileaks de Venezuela: Diosdado Cabello, ¿"El Padrino"?
Un ejecutivo del sector portuario venezolano contó a la embajada de Estados Unidos en Venezuela que el ministro de Obras Públicas y Vivienda, Diosdado Cabello, era el verdadero dueño de Braperca la mayor almacenadora privada del puerto de Puerto Cabello.
El informante describió la situación como típica de la película El Padrino, el filme de Francis Ford Coppola. “Él es ‘socio en las sombras’ de la mayoría de los operadores portuarios que su ministerio supervisa”, agregó.
La reunión entre el informante y la legación de Caracas se produjo poco después de que el gobierno decidiera quitarle a las regiones el control de los puertos del país. Cabello era el encargado de ejecutar esa decisión. Los analistas políticos sugerían que había una motivación política. El fisco nacional se quedaba con los impuestos generados por esa actividad para restarle autonomía financiera a las gobernaciones opuestas al gobierno central.
De Cabello, quien también ha sido vicepresidente de la República, titular de las carteras de Interior y Justicia, de la Secretaría de la Presidencia y director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), se decía y se dice que es un hombre rico y poderoso. La embajada no lo daba como un hecho. “Las nacionalizaciones no sólo privan a los estados de la oposición de una valiosa fuente de ingresos fiscales. También benefician a los principales colaboradores de Chávez como Diosdado Cabello, si es cierta la denuncia acerca de sus intereses en las compañías portuarias”.
Cabello siempre ha negado las aseveraciones de su supuesta fortuna, a pesar de las versiones que indican lo contrario. Hace algunos años el fallecido parlamentario Luis Tascón denunció que Cabello encabezaba a “la derecha endógena” dentro del gobierno. Cuatro meses antes de la reunión citada en el cable, el ministro sostuvo una discusión pública con una periodista del canal de televisión Televen, quien sugirió en una rueda de prensa el conflicto de intereses que se advierte en la comunicación de la embajada.
El banquero en la sombra
Otros analistas también aportaron informaciones que sugerían las supuestas inversiones de Cabello en el sector financiero, o las gestiones para tratar de influir en la escogencia de los dos rectores del Consejo Nacional Electoral que sustituirían a Germán Yépez y Janeth Hernández en 2009.
Durante un almuerzo con los consejeros de la legación estadounidense, un economista afirmó que Cabello “estaba expandiendo su red de corrupción hacia el sector financiero” junto a varios de los oficiales que participaron en el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, que dio a conocer a Hugo Chávez. “En concreto, el viceministro de Finanzas, Alejandro Andrade, el gobernador de Aragua, Rafael Isea, y el exministro de Ciencia y Tecnología Jesse Chacón respaldaron la compra de varios pequeños bancos y compañías de seguros para aprovechar las subastas relacionadas con el control de cambio. El testaferro es Pedro Torres Ciliberto, dueño de un pequeño banco de inversión llamado Baninvest”, reveló el analista.
Esa persona agregó que el exvicepresidente José Vicente Rangel era parte de las inversiones del grupo de Diosdado Cabello “o al menos permitía que su dinero fuese manejado por Torres Ciliberto”. El informante comparó a Cabello con el jefe de inteligencia del exmandatario peruano Alberto Fujimori, “alguien que fue acumulando poder y gran control sobre los aparatos del régimen, así como una fortuna privada a través de la intimidación tras bastidores. Chávez podría estar ocupado por la influencia cada vez mayor de Cabello, pero no la ha disminuido”. Esta fuente había prometido revelar esas informaciones en los diarios, aunque reconoció la necesidad de proceder con cautela debido a “lo peligroso” que es Cabello.
Meses después el gobierno intervino Baninvest y Pedro Torres Ciliberto tuvo que salir del país. Está solicitado por la justicia. Jesse Chacón puso su cargo a la orden y hoy preside una encuestadora muy cercana al gobierno. Cabello hoy es diputado por el estado Monagas.