Dire Straits. “Brothers in Arms”

Publicado el 05 diciembre 2014 por Raúl Rn

Mark Knopfler es uno de mis guitarristas preferidos. Me encanta esa sensación de estar escuchándolo y sospechar que es él aunque no conozca la canción; los especialistas creen que esta singularidad en su estilo puede ser debida, además de a su innegable personalidad y talento, a la técnica que usa para tocar la guitarra, la mayor parte de las veces sin púa y utilizando una variante del procedimiento manejado por los tocadores de banjo llamada clawhammer, en la que los dedos medio, índice y pulgar se emplean para pulsar las cuerdas, mientras que el meñique y el anular se usan como apoyo de la muñeca sobre el puente. Sea como fuere, su sonido ha cautivado a exigentes aficionados a la música y a consumidores habituales de éxitos radiofónicos, sobre todo en su etapa en Dire Straits, un grupo británico surgido en 1977, en plena vorágine del movimiento punk. Esta banda, caracterizada por ese sonido Knopfler tan peculiar, ecléctico e inclasificable, publicó seis álbumes de estudio entre 1978 y 1991, además de tres trabajos en directo. Aunque es verdad que desde su primer disco, con ese gran éxito que fue “Sultans of Swing“, ya tuvieron el beneplácito de crítica y público, fue con su penúltimo álbum, “Brothers in Arms” (1985), con el que consiguieron el triunfo absoluto; fue el tercer disco más vendido en la década de los ochenta y ocupa la decimosegunda posición en el ranking de discos más vendidos de toda la historia; además, fue uno de los primeros trabajos grabados exclusivamente de manera digital y el primero en vender un millón de copias en formato CD. Además de los integrantes de la banda, contó con colaboraciones de lujo, como Malcolm Duncan y los hermanos Randy y Michael Brecker en la sección de viento, los bajistas Neil Jason y Tony Levin o el propio Sting, que intervino en los coros de, tal vez, la canción más conocida y valorada de este disco: “Money for Nothing”. No obstante, yo he preferido quedarme con el tema homónimo que cierra el álbum; me trae muy buenos recuerdos, de viajes y salidas nocturnas en el coche del padre de un amigo durante mi época de estudiante. Es una bellísima balada, melancólica y antibélica, en la que Knopfler está soberbio.


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