Si hay algo que es indudable dentro de los equipos es que necesitan estar dirigidos por alguien. Es lo que Javier Fernández Aguado en su libro “Dirigir personas en la empresa” define como la importancia del mando. La dirección del grupo puede abarcar tres posibles formas:
La dictadura: mando indiscutible de una o varias personas: tal vez este sistema sea adecuado en períodos de crisis, en los que las decisiones no han de ser tomadas con rapidez
· La democracia, plantea el gobierno de muchos donde, en último término, que nadie manda más que los demás y las opiniones alcanzan igual valoración: cada hombre, un voto.
· El colegial: que quizás sea el mejor porque en él la dirección corresponde a un grupo de personas elegidas entre los que forman el equipo de trabajo. El número deberá ser impar, para evitar empates.
Presenta ventajas aunque: muchas veces la responsabilidad se disuelva, ya que se hará notar la responsabilidad por parte de sus miembros pero si existieran problemas no se asumiría la responsabilidad, la colegialidad tenderá a la burocratización, ya que para justificar presencias, se multiplican las propuestas y dificulta el equilibrio de poderes, ya que el órgano colegial siempre tenderá a opinar aunque no conozca el tema.
La dirección de un equipo de trabajo es necesaria, porque “la gente no sabe vivir sin autoridad”, pero siempre teniendo en cuenta que:
· La confianza en la autoridad no ha de ser nunca ciega
· Es bueno cubrirse las espaldas, o dicho de otro modo, no comer únicamente de una sola mano (siempre que resulte viable).
Para abarcar el tema de la gestión me voy a basar en las teorías de Manuel Amozarrain (Coordinador de Sistemas de Gestión de Cooperativa Industrial en Guipúzcoa) de su lección de “Gestión de Equipos y Liderazgo” que se puede en donde se exponen los “Principios básicos de la gestión de equipos”.
La gestión, desde el punto de vista del autor parte de un cambio cultural que debe llegar a todos los niveles de la organización.
Estos son los principios que se pueden seguir como indica el cuadro adjunto:
· Los equipos tienen que ser capaces de satisfacer los ciclos, P, D, C y A del gráfico adjunto
· Tienen que tener indicadores que permitan visualizar de forma gráfica la evolución de los mismos. Tienen que ser planificados en la fase P, tienen que asegurarse su cumplimiento en la fase D y tienen que servir para realizar el seguimiento en la fase C.
· Los procesos y procedimientos relacionados con los equipos tienen que ser auditados para verificar el grado de cumplimiento y eficacia de los mismos.
· Es recomendable, no necesario, planificar y realizar periódicamente (cada 3 años más o menos) una reingeniería de los procesos relacionados con el equipo para provocar saltos cualitativos en la gestión de equipos.
Autora María Escat Cortés - María es formadora en las áreas de management y recursos humanos – mariaescatarrobayahoo.es
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