En la investigación, coordinada por Tracie O. Afifi, de la Universidad de Manitoba, Canadá, se examinaron datos de la Encuesta Epidemiológica Nacional realizada del 2004 al 2005 en Estados Unidos. En el sondeo participaron entre 34 mil 653, con una edad promedio de 20 años, quienes recibieron pruebas sicológicas de regresión. Los especialistas analizaron si este tipo de castigo físico tenía alguna relación con los trastornos mentales, después de descartar algún maltrato infantil severo, como abuso físico, sexual o emocional, negligencia, o exposición a la violencia de pareja. Encontraron que de un dos a siete por ciento de los trastornos mentales eran atribuibles al castigo físico, y quienes lo recibieron de niños como forma de disciplina registraron un aumento en las probabilidades de desarrollar trastornos del estado de ánimo y de personalidad, así como ansiedad, abuso de alcohol y drogas.
Desde una perspectiva de salud pública, los autores concluyeron que la reducción del castigo físico puede ayudar a disminuir el predominio de los trastornos mentales en la población general.
Por lo tanto es nuestro deber como padres de buscar el bienestar de nuestros pequeños en todo sentido y si la disciplina que les damos en lugar de educar y corregir los está dañando fisica y mentalmente es momento de cambiar. No decimos que dejemos a nuestros hijos a rienda suelta, que nos riamos y celebremos su mal comportamiento. Sino que estabezcamos limites desde el amor para que realmente ellos puedan entender que lo que están haciendo esta mal.
Para eso va ser necesario que el diálogo sea lo primordial en la relación padres e hijos. Cuando un niño hace algo mal no se debe impartir un castigo sin antes explicar el porque estamos disciplinándolos. No queremos rebajarlos en sentido emocional, no queremos dañar su autoestima. Los hijos reflejarán lo que nosotros como padres somos, así que es nuestra responsabilidad de como ellos serán en un futuro. Si los criamos con amor, sin golpes ni castigos fisicos podemos esperar tener hijos adultos sanos, equilibrados y sobre todo felices.