En esta casa, cada vez que Víctor Algora publica material sonoro, se convierte en uno de los acontecimientos musicales del año. Y es que su forma de ver la vida y como transmitirlo, con su voz a cada paso más emocionante, está dotado siempre de mucha verdad y también de mucha belleza.
En Folclore Del Rascacielos encontramos canciones que se transforman en clásicos inmediatos de su discografía, ya sea con el electro-pop suave de Los Ojos De Pablo; con Círculo (mi favorita del disco) y Desayuno Sobre La Hierba (ambas nacidas con alma de single y que en un mundo justo serían exitazos); o Dioses y Monstruos, que de forma casi acústica y con trazos como "me acosté con dioses y amanecieron hombres, eres solo un charco de lo que lloviste anoche" vuelven a darnos justo en el centro de la diana.
Y en tiempos de sonidos vacuos y de digestión fácil, demuestra además de una personalidad artística que está presente desde siempre, una valentía total por apostar como single de presentación una canción del calado y profundidad de Europa y El Bosque Enamorado, todo un bofetón de realidad y un refugio en que agarrarse a la gente a la que algunos imbéciles hace sentir diferentes. Algora sigue demostrando a cada paso que es uno de nuestros artistas más lúcidos, que sigue evolucionando siempre bajo sus pautas y criterios (otros lo hacen según los que marca la industria), y que ojalá un espectro de público le admire y respete como ya hacemos muchos de hace tiempo, cada vez más.