Lo siento. Lo he intentado a cada paso que han dado Editors, pero esa alineación de estrellas (y temazos) que consiguieron en The Back Room, su disco de debut, no la he visto ya más en nada de lo que han hecho. Cada vez me parecen más previsibles, y contra eso...
Y es que Cold, canción con la que abren este trabajo, parece un descarte de The Killers; Hallelujah (So Low) intenta ser una imitación de las estridencias geniales de Matthew Bellamy en Muse, con tonadas que podrían parecer de Simon & Garfunkel pasadas por teclados tétricos y sobreactuada épica.
O lo que sucede con No Sound But The Wind, la típica balada que se cascan Snow Patrol para vender discos; vaya, todo muy despersonalizado y cogiendo tics de demasiada gente sin excesiva gracia. Quiero suponer que hacer de teloneros de U2 tendrá que ver con eso.
Pero hay esperanza en algunos pasos de este trabajo, al menos desde mi humilde opinión, y es que con Violence, el tema titular del disco, topamos con un material imbatible en que la influencia del último Bowie está presente pero bien administrada; y Darkness At The Door, en el que a base de una épica marcial camuflan con bastante gracia sonidos del mainstream actual. Seguramente muchas de las citadas y no citadas resultarán mejores o más efectivas en su traslación al directo, pero aquí en el disco resultan bastante anodinas.