Déjenme dudar que todos los que lo han puesto tan arriba en sus tops lo hayan hecho por creencia más que por tendencia, pero bueno, contra gustos colores, que tampoco estoy diciendo que estemos ante una gran mierda, nada más lejos.
Soul clásico con píldoras de hip-hop son sus credenciales más básicas, (incluso cuenta con el rapero André 3000 de Outkast en Pink Matter, una de las más acertadas y bellas del disco), o dosis de moderneo-pop valiente en los casi 10 minutazos de ese pepinazo que es Pyramids. Por otro lado, Bad Religion me recuerda al Ben Harper más coñazo o Forrest Gump a los medios tiempos que se cascaba el pesado de Lenny Kravitz en sus primeros discos.
Que si, que el disquito no molesta, pero creo yo que tantos han salido mejores que este siguiendo las mismas pautas en los últimos tiempos y nadie les ha hecho caso, que me aturde enormemente que sea de lo mejor del año para tantos.
También decir que me molesta enormemente que se haga hincapié en algunas reseñas se haga especial ahínco en que sea amor homosexual a lo que canta el señor Ocean, al fin y al cabo no me parece nada relevante, si al fin y al cabo se trata de amor y desamor.