Go es una parte del todo de Sigur Rós, ya que el sonido es inconfundible, tanto en las piezas rítmicas como en las partes más lánguidas. Pero Go también es hijo de un solo padre. Y por tanto, el ADN difiere de los descendientes de la banda. Jónsi ha cogido las armas de las que dispone con el cuarteto, y ha añadido parte de trabajo más electrónico y de sampleo vocal, para construir una interpretación algo diferente del sonido de Sigur Rós, una variante personal que al final hace que el álbum merezca la pena, sea una aportación que con sus compañeros no podría realizar. Es así cuando los discos en solitario tienen sentido.
Por una parte, nos encontramos con temas que proceden directamente de la idea de Gobbledigook. Con el formato de percusiones básicas, tenemos Go Do, el segundo single escogido del álbum. La inocente Boy Lilikoi también es un himno alegre y distendido. Animal Arithmetic también es un rápido y divertidísimo tema capaz de levantarte la moral por la mañana.
Por otro lado, el pintor ha aprendido a componer sus propios paisajes fríos, grises: Tornado es una obra de arte al piano, cuerdas y voz que algo me recuerda a la cara B de Porcupine Tree Collapse The Light Into Earth, pero traída a Islandia. Los violines también son parte importante de Kolni›ur, pista en crecimiento constante y con un clímax precioso. Similar estructura la sigue Grow Till Tall, dando esta vez más importancia a unas percusiones pasadas al 11 de saturación.
Es un disco agradable a la escucha. Es agradecido y es fácil de digerir. Más fácil que cualquiera de los de la banda. Y es un disco que creo que gustará también a los fans de Sigur Rós. Espero impaciente el concierto en el Sónar de este año.
Web oficial de Jónsi...