El brit-pop había muerto, el nu-metal florecia y My Vitriol, sin ir a contracorriente de ninguna de las dos cosas, y en este su primer album, nos regalaban una suerte de rock alternativo afilado, contundente y con atmósferas acojonantes. Luego el pastel se lo llevarían otros.
Canciones hipnóticas desde buen principio como Alpha Waves, un instrumental envolvente como pocos. Nos enamoraban con su jodidamente bueno primer single, que todo hay que decirlo, era un auténtico pepinazo sonoro, llamado Always your way; criticaban con mordacidad e ironía el naciente nu-metal y sus estúpidos grupos (me temo que a Limp Bizkit le debía caer algo, espero) en C.O.R. (Critic-Oriented-Rock), etiqueta que no hubiera imaginado crear ni el mismísimo Axl, jejejeje; la fiereza de Losing Touch, sencillamente acojonante, muy en la onda de algunos temas de Ash o los primeros Foo Fighters; o la magnífica Grounded, semi-susurrada y con unas guitarras intensísimas que te dejaban traspuesto.
Estoy seguro que grupos como Muse o Placebo, coetáneos más o menos de su generación, tomaron buenos apuntes de este disco y de como debia hacerse el nuevo rock que crecía y crecía de nuevo en las islas británicas; aunque luego también aparecieran los pesados de Coldplay, ojojojojojo.
Disco disfrutable para amantes de las guitarras agresivas e intensas, de las voces con personalidad propia más allá del estilo, para los que sepan disfrutar de unos arreglos espectaculares y no les dé miedo girar la vista atrás para seguir yendo hacia adelante como la Liga BBVA.
Si alguien está interesado en el Finelines, que pulse sobre el nombre, ¡pero solo para explorarlo, eh!.