Los 10 primeros minutos son arrebatadores. Metheny constituye el sonido de este disco a partir de sus elementos habituales con el añadido de más partes sintéticas y algun sampler. Lo enorme de todo esto es como transcurre: de una intro de banda en la que todos los músicos tienen su papel, a lo que se podría entender como el leit motiv, que fluye en un trabajo armónico de los de sacarse el sombrero, apoyado en los pianos de Lyle Mays.
Los solos de todos los integrantes son también especialmente acertados. Mención para Antonio Sánchez, un lujazo el final de la primera parte -consigan la version en DVD- y para el efectista trompeta Cuong Vu, que pasa sus ondas a través de efectos, algo poco usual en estas instrumentaciones. La dinámica variante no permite dejar de prestar atención al disco en ningún momento. Lo que en el compact disc se conoce como parte tres es uno de los clímax más bien construidos del jazz contemporáneo, en mi humilde opinión.
Hay quien dice por ahí que esta ha sido la obra cumbre del músico, de aquellas que se arrastran de por vida y que nunca se terminan. Pues esta la terminó, y bien acabada que la dejó. Un discazo de jazz con el sonido marca de la casa de Pat Metheny perfectamente acompañado para no solo tenerlo de hilo musical. Este disco requiere bastante más.