Para servidor es este el que merecerá el número 1 en la lista de la mejor del año nacional, y si mucho se me aprieta, también de la internacional.
Canciones como templos, pequeñas joyas de orfeberería musical del calibre de Torpe, que musicalmente por alguna razón me transporta a un tiovivo y con una letra en la que me he sentido más que identificado.
Es eso lo que me gusta de Refree, el poder de viajar sobre su voz, que te lleve a los lugares que nos quiere enseñar, que nos dibuje una sonrisa con Al senyor Beltrán (Tranu, un saludo), con unas gotitas de ironía, picardia y algo de costumbrismo.
Otra de mis favoritas es Buen tío, con ese banjo, o en su defecto mandolina, que ya de por si te atrapa y te hace entrar ganas de mascar tabaco, y acabas llegando al final del tema haciendo palmas casi sin darte cuenta.
No puedo negar que las canciones me han gustado todas, como estaba claro que iba a pasar, pero claro, Mil i un possibles finals, con sonido marca de la casa, esta vez con algo de épica, es simplemente irresistible y nada más arrancar a mí ya me pone los pelos como escarpías.
Para servidor, mucho más que un disco, un sentimiento. Magia en pequeñas dosis...o como quiera llamarsele.