Escuchándolo nos damos cuenta de que cualquier tiempo pasado fué mejor, y Mark Ronson, que aquí ejerce las tareas de producción se asegura que asi nos suene, como si estuvieramos en plena efervescéncia del beat-pop, del pop-soul, del bubblegum o de la mezcla de todo ello.
Antes de asustarnos con tanta etiqueta, olvidemos por completo el producto prefabricado que nos ofrecieron The Pipettes, porque lo que suena en el interior de este circulo cargado de música es idóneo para cualquier guateque que se precie de serlo.
Grabado analógicamente con un equipo de los 60, resuenan ecos a Sandie Shaw, The Crystals, France Gall o incluso The Supremes, aunque a mi me suenen incluso a Los Bravos y a Los Canarios, cosa poco probable que conozcan estos damiselas.
Órganos Hammond por un tubo, coros divinos, estribllos perfectos y caderas rotas, todo eso y más en Release Me, con cancionacas como Narcissus in a red dress (que alguien me niegue que arranca igual que el Get on your Knees de Los Canarios); I can see it in your eyes, adicitiva, fresca y con palmas por doquier; In the end (que alguien me niegue que arranca igual que el Black is black de Los Bravos); o Trouble in paradise, temazo que podría haber tenido un hueco en los trabajos de los primerizos The Cardigans.
La verdad es que el disco casi no tiene desperdicio, se come todo, como los cerdos y eso solo puede ser una buena noticia.
¡Los 60 ya están aquí!