Con los de Tres Cantos me ha pasado algo muy extraño en mis círculos cercanos por mi fidelidad intrínseca con todos los grupos que me gustan, cosa que me sucede también con Love Of Lesbian, o Sidonie, que parece que tengas que pedir perdón por decir que te gustan por haber tenido éxito.
Partiendo de que ya me enganché a la banda con su maqueta muchos años antes de editar Un Día En El Mundo, y vivir con éste el subidón de ver que a gente que conocía le podían gustar otros sonidos que no vinieran de las radiofórmulas.
Lo petaron de lo lindo, y con ello despertaron recelos en ese mismo público que les subió a lo más alto, pero ellos a lo suyo, a sacar discos valientes, a no dejar de hacer conciertazos increíbles, y replicar a todos esos con talento y canciones.
Arranca el disco con una carta ganadora como es Deséame Suerte, en la que aglutina perfectamente las marcas identitarias de la banda, y la que seguramente se convertirá en otro himno inmediato; nos rompen la cintura con la sorprendente, tanto sonora como líricamente, Palmeras En La Mancha, en la que hacen su aparición las gente de El Mundo Today; o con Te Lo Digo A Tí, la que fuera el primer avance, y que nos dejó con el culo torcido desde un primer momento por sus tintes kraut y su guerrera letra (y por su vídeo con Lolita, claro).
Consiguen en Guerra Civil que se nos clave en lo más profundo cada una de sus palabras (los emocionantes falsetes de Pucho colaboran en mucha medida a ello), cosa que nos vuelve a suceder con Consejo De Sabios, en la que la sombra del Grace de Jeff Buckley parece estar muy presente en toda ella; o esa rúbrica perfecta que es Mismo Sitio, Distinto Lugar, con la que titulan el disco, en la que parece que nos hablan de ellos y de sus pasos hasta llegar al ahora, mirándolo con distancia y reflexivamente.
Un cuarto disco, que como de costumbre en la banda, es un nuevo paso adelante, un no ponerlo nada fácil a los nuevos y fáciles oídos, que así la victoria sabe siempre mucho mejor. Y ellos van ganando todas las batallas por el momento.