Aparte de en el nombre del grupo, que lo fué de uno de los discos menos conocidos de The Beach Boys, planea el fantasma de Brian Wilson, ya sea en la exquisitez bucal o en la delicadeza de los pequeños grandes detalles.
Para tal fin, Guillermo Farré, practicó el do it yourself, practicamente en todos los instrumentos que aquí aparecen y el reputadísimo productor Brad Jones, se encargó de las mezclas y retocar lo retocable.
El arranque de piano de Done it forever, por ejemplo, nos puede recordar a My baby just cares for me de Nina Simone, pero no nos engañemos, es folk preciosista del de toda la vida. Tenemos la divertida Whistling Rivalry que a rtmo de ukelele encandila de inmediato; la que me enamoró a primera vista 1918-1920, que a servidor le recuerda levemente a Elliot Smith; Gold Leaf, que me parece un tema más escocés que Braveheart, o por ejemplo Isabella y To steal a piece of art, que consiguen hacernos teletransportar al 1972 de Josh Rouse, aunque en eso tendrá parte de culpa tener al mismo productor.
Es una delicatessen, para oídos acostumbrados y no acostumbrados, ya que el disco te pasa sin darte apenas cuenta, y además su propio autor lo pone en descarga gratuita, para gozo y disfrute de los que quieran apoderarse de él.
Tal vez deberíamos muchas veces, antes de buscar tanto fuera y darle tanto bombo a por ejemplo Fleet Foxes, o incluso el pesado de Devendra Banhart, y rascar un poquito por el producto de la tierra, ya que muchas de las veces nos podemos encontrar gratas sorpresas como esta. Este puede sonar como a los viejos clásicos, como podrían ser The Byrds, The Zombies, Scott Walker y al ya mencionado y nunca suficientemente admirado, Brian Wilson, y eso debería ya ser una garantía de por sí.
A disfrutarlo...