Hasta la fecha han vendido entre 85 y 100 millones de discos en el mundo.
10. The Book of Souls (2015)
Cuando parte de sus seguidores reclamaban la vuelta a los discos de minutaje algo más reducido y que abandonasen un poco sus bastas inclinaciones progresivas de los últimos tiempos, Iron Maiden publica un disco doble de más de hora y media. The Book of Soul es una obra descomunal que requiere mucha atención, por sus recreaciones musicales y por la interesante temática de alguna de sus composiciones. En general es un trabajo oscuro, bien cuidado hasta el último detalle y que no descuida la melodía. "Empire of the Clouds", uno de sus buques insignia, trata sobre el accidente del dirigible británico R.101 y es, con sus más de 18 minutos, la canción más larga de la trayectoria de la banda.
9. A Matter Of Life And Death (2006)
Estamos ante un álbum especial, ya que fue grabado por todos los músicos en el estudio como si se tratase de un directo. Además, no ha sido masterizado ni ha recibido tratamiento adicional, por lo que escuchamos el disco tal cuál sonó en el momento de la grabación. Crudo, serpenteante, épico, progresivo, oscuro, y con una colección de canciones que tratan sobre temas como la guerra o la religión que en su mayoría sobrepasan los siete minutos de duración. A destacar títulos como "These Colours Don't Run", "Brighter Than A Thousand Suns", el single "The Reincarnation of Benjamin Breeg" o la espectacular "For The Greater Good of God". Gana muchos enteros con las escuchas.
8. Killers (1981)
Con una de las portadas más emblemáticas, Killers se erige como una de las obras más destacadas del grupo. Se trata del segundo lanzamiento y el último con Paul Di'Anno en las voces, antes de que llegase la revolución Dickinson. La producción de Martin Birch parece mejor que la del álbum debut, aunque en mi opinión, creo que en conjunto está ligeramente por debajo de aquel. Aún así, hablamos de una notable obra que alberga canciones inolvidables como "Wratchild", "Purgatory", "The Ides of March" o "Twilight Zone". Por aquel entonces, todavía se notaban ciertas reminiscencias punk en el sonido de la banda, aunque poco más tarde comenzarían a componer canciones de mayor calado épico.
7. Brave New World (2000)
Tras una caótica década de los 90, con cambios de formación y álbumes casi infumables, regresan a la banda Bruce Dickinson y Adrian Smith para publicar Brave New World en el año 2000. Las expectativas eran altas y en el apartado musical cumplieron con creces gracias a un sonido fresco y a un puñado de canciones amenas y de gran calidad. Heavy metal con evidentes incursiones progresivas y sin ofrecer absurdos minutos de relleno. Hay composiciones potentes y directas como la inicial "The Wicker Man" o "The Mercenary", pero también otras elaboradas y extensas con melodías brillantes en "Blood Brothers", "Ghost of the Navigator", "Dream of Mirrors" y "Out of the Silent Planet".
6. Iron Maiden (1980)
Álbum debut de los británicos y con una formación algo diferente a la que poco después llegaría y se conocería como su alineación clásica. Con peor sonido que discos posteriores pero con una serie de joyas que hacen que este álbum sea especial. El heavy metal se dejaba tocar por claros elementos punk, donde títulos como "Running Free", "Charlotte the Harlot", "Prowler" o "Sanctuary" destacan por su buena calidad. También hay espacio para temas más extensos y elaborados como "Phantom of the Opera" y "Strange World", receta habitual en años posteriores. Se ha convertido en un clásico del grupo, siendo muchísimo más valorado en la actualidad que en el momento de su publicación.
5. Piece of Mind (1983)
En un estado de forma envidiable, Iron Maiden publica la continuación del aclamado The Number of the Beast. El batería Clive Burr es reemplazado por Nicko McBrain y comienza a aparecer la firma de Dickinson en las canciones, dejando títulos como "Flight of Icarus", buque insignia de Piece of Mind junto a "The Trooper", un hit single del bajista Steve Harris. La banda nos muestra aquí un sonido más pulido con respecto al anterior álbum, aunque éste no contó con el factor sorpresa de aquel ni tampoco con su brillantez compositiva. Nuevamente producido por Martin Birch, y siendo una de las obras más celebradas de los británicos, sí que carece de novedades sustanciales en términos de evolución.
4. Somewhere in Time (1986)
Por medio de una portada futurista y digna de estudio por sus detalles, avisaban de los cambios sonoros en su contenido. Por primera vez, Iron Maiden hacía uso intensivo de los sintetizadores, detalle que le reportó críticas entre sus seguidores más cerrados, pero lo cierto es que son utilizados de forma magistral, aportando color a las composiciones y convenciendo con ello a la crítica especializada. El tiempo fue dando la razón al grupo, y es que al final es recordado como una de sus grandes obras. Su fuerte reside en una producción preciosista que brilla todavía más en canciones como el fantástico single "Wasted Years", "Heaven Can Wait" o la épica "Alexander The Great".
3. The Number of the Beast (1982)
Punto de inflexión para la banda. El vocalista Paul Di'Anno es reemplazado por Bruce Dickinson, quien aporta con su voz mayores posibilidades para explorar otras vías sonoras, lo que hace que la propuesta musical se vuelva más elaborada, desapareciendo así parte de los elementos punk que todavía se asoman en la inicial "Invaders" y poco más. El hecho de que Smith participe en la composición junto a Harris, y que haga lo propio Dickinson, aunque en los créditos no figure por asuntos contractuales con su anterior banda, hace que el álbum suene más diverso y fresco, con himnos de la talla de "Run to the Hills", "Children of the Damned", "Hallowed Be Thy Name" o la canción homónima.
2. Powerslave (1984)
La madurez compositiva de Iron Maiden se hace patente en una obra majestuosa como Powerslave, álbum que mejora en todo lo publicado en Piece of Mind. Aquí se empieza a vislumbrar el gusto de la banda por los elementos progresivos, presentes en la composición "Rime Of The Ancient Mariner", basado en un poema de Samuel Taylor Coleridge, y por supuesto en la que aporta nombre al disco, aunque posteriormente ya serían mucho más evidentes. También alberga potentes y melódicas canciones como "Aces High" y "2 Minutes To Midnight", ambos clásicos imperecederos del repertorio de los británicos, e incluso una pieza instrumental llamada "Losfer Words (Big 'Orra)".
1. Seventh Son of a Seventh Son (1988)
Complicado decantarse por un álbum cuando la banda en cuestión posee tantas obras de referencia. Me inclino finalmente hacia Seventh Son Of A Seventh Son por su sonido, su concepto o temática basada en el libro "El séptimo hijo" del escritor Orson Scott Card, y por supuesto por la calidad de sus canciones y sus melodías. Se trata de un trabajo asombrosamente redondo que sigue apostando por la utilización de sintetizadores, los cuales ayudan a crear una atmósfera de misterio. Impresiona escuchar la canción que da título al disco, pero también que haya momentos directos y potentes como en "Can I Play With Madness", "The Evil That Men Do" o mi favorita "The Clairvoyant". Nunca más igualaron esta obra.