Y entre cosa y cosa editó sus propios (y algo esporádicos) álbums: "The golden age of wireless" (1982) y "The flat earth" (1984). Para ir cerrando la década, Thomas publicó un disco al que no le fue demasiado bien, ni en ventas ni en reviews, pero que hoy en Ultravivido quisimos revisitar.
Por lo que vemos, la principal crítica que pesó sobre "Aliens ate my Buick"- de él hablamos- fue su excesivo eclecticismo, su falta de cohesión. Aunque siempre sospecharemos que a Dolby no le perdonaron querer ir más allá de aquellos exitosos ejercicios synth pop.
Sin embargo aquí Dolby busca abrir la cancha y jugar en otros terrenos. Absorber influencias y desmarcarse de la chatura de los hits radiales. Objeto de perfección y laboratorio, "Aliens..." encuentra momentos de una música siempre elegante y sofisticada (hermanada con los trabajos de otro refinado como Ryuichi Sakamoto, aunque concientemente más pop) y que de a ratos logra trascender fechas de vencimiento. De a ratos.
Los mejores pasajes, entonces, son aquellos que se alejan de la rigidez ochentosa y exploran texturas atemporales. Ahí están la relajada "My brain is like a sieve" (especie de reggae para lofts) "The ability of swing" (ideal como soundtrack de algún comercial de los 80) y la elegantemente europea "Budapest by Blimp". Juntas, arman un gran momento del lp.
En la primera mitad, en cambio, la sintetización del sonido de "Airhead" o "Hot sauce" (original de George Clinton) se nos presenta demasiado fechada. Los aires jazzeados de "The key to her Ferrari", sin embargo, le dan un toque original a la apertura del disco, que en general (y pese a vender algunos productos vencidos) sale a flote con un buen balance.
Ver también: * The The, Infected
* Ryuichi Sakamoto, Neo-Geo
* The Art of Noise, (Who´s afraid of) The Art of Noise?