Discos: Chaos A.D (Sepultura, 1993)

Por Bruno
Por Copetín
A comienzos de los noventas el Metal dormía una larga siesta, de la cual le costaba horrores despertar. Claro, había excepciones (con Pantera y Metallica a la cabeza) pero ningún grupo hacía peligrar el podio. Todo ello hasta que los brasileños Sepultura editaron su quinto disco de estudio, “Chaos A.D.”.
Formados en Belo Horizonte por los hermanos Cavalera (Max en guitarra y voz e Igor en batería) en sus comienzos el grupo practicaba un Death/ Thrash bastante ortodoxo que alcanzó su punto máximo en “Beneath the Remains” (1989). Ya para “Arise” (1991) su nombre era uno de los más respetados dentro del underground metálico, pero poco hacía prever el estallido y la perfección obtenida tan sólo dos años más tarde.
Y es que “Chaos A.D.” muestra a una banda madura por donde se la mire, que no tuvo miedo en experimentar dentro de un género poco propenso a la incorporación de influencias foráneas. El Thrash "técnico" le deja lugar a los riffs concisos y directos, barnizados con toques industriales y reminiscencias del Hardcore/Punk seminal, dándole espacio a la frutilla del postre: la inclusión de instrumentos percusivos propios de su país de origen.
Lejos de espantarse, los metaleros (a nivel global) se vieron seducidos por esta nueva propuesta. Y no era para menos: el disco contaba con una excelente y meticulosa producción (mérito del gurú Andy Wallace, encargado de la consola en artistas tan disímiles como Slayer y Jeff Buckley) y unas letras que relataban toda la frustración por haber nacido en el Tercer Mundo y las consecuencias derivadas de ello.
Por otro lado, el álbum contó con colaboraciones de gente respetada en el ambiente (Evan Seinfield de Biohazard y Jello Biafra de Dead Kennedys) y un detalle no menor: el completo y total respaldo de su sello discográfico (Roadrunner) traducido en videos de los temas más destacados e inclusión en cuanto festival europeo se estuviera desarrollando.
Desde la inicial “Refuse/Resist” (el tema ideal para musicalizar cualquier levantamiento de las clases) hasta la final “Clenched Fist”, los Seps nos pasean por su fórmula -tan especial como única- en un universo donde las falencias (por caso, la pronunciación del inglés de Max) son cubiertas por envidiables virtudes (las GANAS que desbordan las canciones).
“Chaos A.D.”: el disco indicado en el momento correcto. Sólo el comienzo de una seguidilla de sucesos logrado por los brasileños, que verían su culminación en “Roots” (1996).