En árabe, "Hijra" significa "Viaje". Y más específicamente, la palabra hace referencia al viaje que realizaron el profeta Muhammad y sus seguidores, desde Mecca hasta Medina, en el año 622.
El mismo concepto es el que fluye a través de "Hejira", el disco que la canadiense Joni Mitchell grabó en 1976 y cuyas canciones fueron compuestas durante un viaje en auto desde Maine hasta Los Angeles. Segun la propia Joni, inspirada por "la dulce soledad del viajero solitario".
Postales en movimientoNueve canciones, entonces, de tono intimista y paisajístico. Como escritas detrás del parabrisas, pero también en paradores y cafeterías. Deteniéndose a observar, recordando por un momento la gran ciudad y retomando el camino.
El viaje comienza con los bríos de "Coyote", a veces un animal del desierto, otras, alguien que el observador recuerda y aparece como un espectro en diversos lugares de la carretera. En la canción, se lucen los arreglos de Jaco Pastorious (uno de los invitados del álbum) y sus clásicos armónicos de bajo fretless.
"Amelia" es tal vez una de las canciones más hermosas del songbook de Mitchell, alternando imágenes de la ruta y, de paso, reflexionando sobre el viaje en un sentido vital, de experiencia: "people will tell you where they´ve gone/ they tell you where to go/ but till you get there yourself you never really know". Aquí sobresalen los sutiles arreglos de vibes, a cargo de Victor Feldman.
Para "Furry sings the blues" se suman otros colores y timbres musicales (Neil Young sopla una armónica tristona) para retratar a uno de esos personajes que cantan en bares olvidados de pueblos no menos olvidables. En el corazón del disco llega "Hejira" -la canción- con una climática música armada en torno al bajo de Pastorious, la guitarra de Joni y un fantasmal clarinete a cargo de Abe Most. El tema resume ese sentimiento que se apodera del viajero solitario: "There´s comfort in melancholy/ when there´s no need to explain/ it´s just as natural as the weather/ in this moody sky today". Más adelante, en esa perfecta simbiosis de letra y ambiente que caracteriza a todo el álbum, el personaje continúa reflexionando: "I see something of myself in everyone/ just at this moment of the world".
En otras palabras, la soledad como motor del descubrimiento personal, contado a través de un momento de absoluta magia musical.
En el tramo final, "Black crow" levanta un poco el tempo ("soy un cuervo negro volando en un cielo azul" canta Mitchell) y "Blue motel room"se mueve por terrenos jazzeros, otro de los ambientes naturales de la canadiense.
Para el cierre, nuestra viajera solitaria escribe su última postal, en la que nos cuenta que prefiere siempre ese "Refugio de los caminos" donde todo es "radiante felicidad, fácil y luminoso".
BonusLas hermosas fotos de tapa fueron tomadas a Joni en Lake Mendota, Wiscounsin, después de una tormenta de nieve.