Nunca serán parte del "negocio" a gran escala ni sus videos rotarán en el prime time de los canales para jóvenes. Su música es una caricia lánguida, de interiores. Se toma su tiempo (y nos lo hace tomar a nosotros, como oyentes) y es ideal para la contemplación introspectiva y solitaria. Muy lejos de las rimbombancias y la histeria que el show business requiere para funcionar.
Heyday" -editado en 1985- es uno de los tantos buenos discos de estos australianos entrañables. Basta escuchar los primeros compases de "Myrrh" para sentir que esta música nos envuelve y ya no nos va a soltar. Guitarras arpegiadas, armónicos atmosféricos y un ritmo vertiginoso. El otro gran condimento (además del sonido orgánico y funcional del grupo) es la voz siempre al borde del susurro de Steven Kilbey, bajista y cantante. Con esos nobles elementos los The Church se apoderan de cualquier ambiente donde suene su música.
El nivel de canciones es muy parejo en "Heyday". "Tristesse" tiene unas melodías hermosas y "Already yesterday" (el single) mantiene el gran momento inicial. Música otoñal e imperecedera. A la altura del instrumental "Happy hunting ground" el grupo se conecta con sus influencias orientales y místicas y produce un momento contemplativo, casi cinematográfico, entre cuerdas y percusiones.
En la segunda mitad aparece uno de los favoritos de los shows de la banda desde entonces, "Tantalized". "Disenchanted" derrocha melodías entre arpegios de guitarras, antes de cerrar con los climas y juegos de guitarras de "Roman".
The Church: como su música, una apuesta de largo plazo que ya lleva más de 30 años en la ruta y otros tantos discos en la calle. Siempre te esperan.
Discografía cercanaRemote luxury (1984) Heyday (1985) Starfish (1988).