Discos: Love (The Cult, 1985)

Por Bruno
I Muy cada tanto aparece uno de esos discos que muestran a un solista o una banda en estado de gracia. "Love", el segundo lp de los británicos The Cult, pertenece a esa estirpe. 
Grabado en Surrey entre julio y agosto de 1985, "Love" es una auténtica obra maestra en todos los niveles. En primer lugar, el álbum representó un salto cualtitativo notable para la banda, teniendo en cuenta la atmósfera algo indefinida aún de su lp debut, Dreamtime. Con "Love", los Cult subieron varios peldaños de un solo salto.
En segundo lugar, el disco encuentra a la banda de Duffy & Astbury, como dijimos, en "estado de gracia". Ni aún en muy buenos discos posteriores como Electric (87) o Sonic temple (89) la dupla alcanzaría esta cima sonora y conceptual. Y es que a lo largo de estos diez temas todo encaja, como tocado por una varita mágica encargada de que una banda de todo lo que tenga para dar, y en altísimo nivel.
En "Love" tanto arreglos como composición, estética y hasta el orden (o "flow") de los temas a lo largo del disco están en su punto justo.
IIMusicalmente, lo que tenemos entre manos es un barroco (aunque nunca del todo recargado) ejercicio de post punk gótico, con alto nivel de sofisticación y construcción. 
Cada uno de los temas destaca tanto por composición (son diez temazos, sin excepción, sin "rellenos") como en arreglos. Esto último es un punto alto en sí mismo: independientemente de ser grandes temas, la banda los trabajó al detalle y los arreglos demuestran sagacidad, inteligencia y riesgo. Nada es obvio, todo es sutil y variado. Lo que se dice, un álbum rico en segundas y terceras lecturas.

Pero además y sobre todo, "Love" es esencialmente un disco de rock. Es filoso, agresivo. Va al frente y te patea el trasero, pero de una forma sofisticada. Es expansivo e impresionista a la vez. Es crudo y psicodélico. Es magmático, enrevesado y hasta muestra, por momentos, algunos toques soul.
¿Y de qué colores y luces estamos hablando? Aquí hay sombras, claro. Tardes nubladas, preferentemente, aunque se trate de una música que funciona en diversos momentos del día. Hay flores y jeroglíficos, aunque el telón de fondo (como la tapa) es claramente, negro. El entramado simbólico (los aires que respira la música) lo otorgan esas tipografías góticas que le dan un vuelo místico al todo.
III/ Los temas, uno por unoLa primer descarga llea con "Nirvana", un tema que sienta las bases de lo que escucharemos en los próximos 51 minutos. En la segunda mitad, los arreglos neo progresivos le dan amplitud y vuelo al tema antes de retomar el estribillo final, con una letra que asimila ese estado de plenitud propio de la filosofía oriental con el éxtasis de la música.
Como gran segundo tema tenemos "Big neon glitter", un mid tempo marchoso trabajado hasta el detalle. Aquí hay cargas y descargas, hay paradas de la banda, retomes: todo lo que un buen grupo de rock puede hacer en un tema. Tal vez la pieza central sea la que le da nombre al álbum: "Love" es otro mid tempo enrevesado, complejo, lleno de picos, de subidas y momentos llevados con pulso y groove. Muchos solos sucesivos de un Bill Duffy tremendo. A esta altura, el disco está en plena combustión y el tema llega al fondo del magma sonoro que el grupo puede dar (aunque no sería el último momento "clave" del álbum). El primer reposo llega con la climática "Brother wolf, sister moon", de ambiente siniestro, que muestra el costado más gótico o místico de la banda. El lado A en la edición vinilo (como debe ser escuchado Love, por cierto) cierra con un resumen perfecto de todo lo mostrado por la banda hasta aquí: "Rain" va al grano, sin tanta vuelta. Una lección de cómo tener potencia sin explotar del todo. La segunda mitad abre con "The phoenix", tema de altísima combustión y climax psicodélico, con varios elementos destacados. Número 1: la endemoniada voz de Astbury (probablemente uno de los cuatro o cinco grandes cantantes de rock and roll de todos los tiempos) repitiendo una y otra vez "I´m on fire" en sus deseos de resurgir como es Fénix rockero. Número 2: el groove de bajo/ batería (con el enorme trabajo, como a lo largo de todo el álbum, de Mark Brzezicki). Número 3:  las capas y capas de guitarras y wah wah que llevan al tema hasta el paroxismo eléctrico. Magistral. Para volver a retomar el pulso más "pop" del álbum llega "Hollow man", más cerrado y menos derivativo. El corazón de "Love", sin embargo, lo ocupa el clásico "Revolution". Su letra enigmática nos lleva a preguntarnos de qué clase de "revolución" nos habla The Cult:  "Joy or sorrow what does revolution mean/ To save today is like wishing in the wind/ All my beautiful friends have all gone away/ Like the waves they flow and ebb and die". 
Para el común de los discos sería impensado presentar semejante set, pero a "Love" todavía le queda un gran momento con "She sells sanctuary", único tema donde la batería fue grabada por Nigel Preston, primer baterista del grupo. "Sanctuary" fue, además, uno de los singles que cortó la placa. Para el final, vuelve el reposo con el vaivén místico de "Black angel", hasta su final abrupto. 
IV: Bonus* Label: Beggars Banquet. Producer: Steve Brown. Lenght: 51:31.
* En la edición filipina del álbum se incluyó una versión más corta de "Brother wolf sister moon".
* En 2009, los Cult giraron tocando entero el álbum en el "Love live tour".
* Love fue uno de aquellos "discos de secundaria". Eran tardes completas dedicadas sistemáticamente a estudiar cada detalle del disco (y olvidando estudiar para nuestros exámenes). Por eso, este post está dedicado a los amigos de blazer y camisa celeste. You know who you are folks.