“Black Sabbath” será el que inventó un género, “Paranoid” será el más recordado, pero el mejor disco de Black Sabbath es “Master of Reality”.
Claro que encuadrar el término mejor en una discografía tan rica y determinante como la del cuarteto de Birmingham resulta ser toda una proeza, pero “Master…” cuenta con argumentos más que sólidos para ser denominado de esta manera.
Siguiendo el patrón de que un tercer disco resulta determinante para una banda Heavy (“Master of Puppets”, “The Number of the Beast”, “Pyromania”, “Among the Living”… los ejemplos abundan) Master of Reality introdujo una novedad que infinitas bandas copiarían a lo largo de los años: bajar la afinación Standard de los instrumentos. La idea se le ocurrió al guitarrista Tony Iommi, quien había perdido dos de sus dedos en un accidente laboral unos años antes. Tony pensó que bajar la tensión de las cuerdas (pasando de la afinación en Mi a Do sostenido, es decir, un tono y medio más bajo) sería beneficioso para desarrollar su técnica. Naturalmente, el bajista Geezer Butler lo siguió en la aventura y ambos demostraron, además de mayor destreza, una densidad y pesadez únicas para los años que se vivían.
El álbum comienza con el sonido de la tos de Iommi, grabado mientras se encontraba disfrutando de un porro. Naturalmente, el tema es una oda a la marihuana que lleva por título “Sweet Leaf” ("Dulce hoja") y, además de su letra repleta de adoración por la planta, cuenta con unos de los riffs más malditos que se hayan escrito jamás. Semejante fue su influencia que los Red Hot Chili Peppers lo incluirían veinte años más tarde en su hit “Give It Away”. Otros de los temas más influyentes en la historia del Metal Pesado es “Children of the Grave”, también determinante para la carrera de infinidad de grupos, desde White Zombie pasando por Metallica y Corrosion of Conformity. Ergo: todo grupo que desea desacelerar su propuesta está influenciado por esta canción.
Sin ánimos de relatar en detalle cada una de las gemas aquí incluidas, el álbum (que se editó tan sólo seis meses más tarde que “Paraonid”) muestra el afianzamiento de un grupo que aún se encontraba en pleno proceso de desarrollo. Es imposible dejar de lado que sus continuadores fueron “Vol. 4”, “Sabbath Bloody Sabbath” y “Sabotage” (“sólo se puede confiar en los primeros seis discos de Black Sabbath y en ti mismo”, como dijera Henry Rollins).
Considerado por muchos como el primer disco Stoner de la historia, “Master of reality" se encuentra injustamente relegado en una de las discografías más ricas de la historia de la música.