Discos: Remain in light (Talking Heads, 1980)

Por Bruno
Género: uno de esos discos a los que el rock no volvió a llegar. 
Una vez Petinatto dijo que caminando por New York entendió de qué iba "Remain in light". Nunca lo había pensado así: siempre imaginé paisajes más suburbanos para este disco de los Talking Heads. O al menos en su segunda mitad. Lo cierto es que en el fondo, hay algo críptico en los Talking Heads. Al menos en su período 79-80. Fríos, autistas, claustrofóbicos y cerebrales. Y dueños absolutos de su Arte.
¿Y por dónde seguir hablando de "Remain in light"? ¿Como disco de afro-rock?. ¿Un Fela Kuti meets Funkadelic & New Wave ambientado en NewYork? O por su aún hoy impresionante audio: su amplitud, su rango. Todo lo que entra en los parlantes, todo lo que se expande en detalles y detalles que no terminaremos nunca de descubrir. 
O tal vez decir que fue la mejor de todas las produccciones de Eno, la que hizo despegar definitivamente a la banda de David Byrne y hacerlos pensar y tocar en otra dimensión, potenciando lo iniciado en "Fear of music" (79). Y meterles en la cabeza la idea de espontaneidad (al tocar y al grabar, incluyendo el error somo sistema). Y pensar en polirritmos formando un sonido macizo (Africa). Según cuentan las reseñas, la idea novedosa detrás de "Remain..." fue la utilización de los tracks instrumentales como samplers y loops ¿Alguien había hecho algo así antes de 1980?
Y ese esquema de incremento/ descenso de la energía que tiene el disco en su flow ¿habrá sido idea de Eno también? Ya en el ´77 Brian había probado la idea en "Low", de Bowie y en su propio "Before and after science". Pero el arco trazado por "Remain...", sin embargo, es perfecto. Subir, subir, para luego bajar, bajar. Producir primero el  trance (en base a pura repetición e insistencia en el ritmo, prácticamente sin cambios de acordes) para después empezar el descenso.
Todas estas ideas, al parecer, encajaron con el humor de la banda, que por entonces buscaba despegarse un poco del sistema hiper controlador ejercido por Byrne. Con el nuevo concepto, todos aportarían al trip grupal.
  Lado A: pum para arriba
"Born under punches" introduce todo lo que vamos a escuchar después con un mid funk lleno de detalles. Sin embargo el disco encuentra su pico rítmico y tribal entre "Crosseyed and Painless" (grandes coros, grandes guitarras de Adrian Belew zumbando como moscas) y sobre todo, "The great curve": puro trance funk y repetición con enormes méritos de la base de Tina Weymouth/ Chris Franz, que habían empezado a experimentar con percusiones haitianas durante unas vacaciones en las que -según cuentan- conocieron a la base rímtica de Sly and Robbie y participaron de ritos vudú. Hacia allá, hacia Bahamas, fue el resto de los Heads para comenzar las sesiones del disco.
Lado B: pum para abajo
Técnicamente, "Once in a lifetime" (el mojón "pop" del disco) abría la cara "B" en la edición vinilo, aunque particularmente siempre pensé en el tema como el final "pop" de la primera mitad. "Same as it ever was": se cuenta que lo único que destrabó el bloqueo creativo de Byrne para escribir las letras fueron las mitologías y rimas africanas, esas que permiten a los percusionistas hablar y decir "cosas" montados sobre los ritmos que están tocando. Otros hablan de la influencia de Kurtis Blow, que Frantz le pasó al cantante. David usó mucho de eso y de la "free asociation" para escribir las -por supuesto- ilegibles letras del álbum.
A partir de "Houses in motion", ahora sí, el disco entra en otro terreno, con una de las típicas letras de Byrne auscultando sentidos/ sensaciones físico- mentales ("for long time I felt without style or grace"). Y acá ya estamos ante una tribu que empieza a tocar "para adentro", en busca de otro tipo de comunión y trance. 
"Seen and not seen" podría haber sido parte de My life in the bush of ghosts: seca y liviana, casi ambient, y "Listening wind" toca el corazón profundo del disco: acá sí que hay materia, sonido y una música plena. de textura: Eno 150%. ¡La de horas y horas de jams y ambientaciones que habrán pasado para que un grupo puede llegar a ESTO! "The overload" (de clara inspiración Joy Division) indica el fin del aterrizaje. Siempre que la escucho se me vienen a la mente esos siniestros aviones de la contrapa. Lejos, muy lejos de todo. Como los Talking Heads en 1980.
 

Así iba a ser la tapa original del lp

Bonus
* Los Talking Heads se ampliaron a 9 integrantes para poder tocar el álbum en vivo, incorporando coristas y percusión. 
* Hablando del arte de tapa, la idea original fue de Tina Weymouth y Chris Frantz con la ayuda del  MIT (Massachusetts Institute of Technology). Usaron la inspiración de un juego japonés llamado Melody Attack (así se iba a llamar el disco, en realidad) para el collage de aeroplanos rojos volando sobre los Himalayas. 
* Según el psicoanalista Michael Brog, la tapa con las caras  de los Heads cubiertas de color sugiere la idea de "identidades perturbadas" que flota a lo largo de las canciones.