Un disco algo decepcionante para los fans más ortodoxos del grupo, acostumbrados a registros un tanto más explosivos y condimentados con las voces de varios artistas invitados (léase Liam Gallagher, Paul Weller o Bobby Gillespie). La fórmula que cimentó el éxito de discos a esta altura clásicos como The Contino sessions (99) o Scorpio rising (02).
Pero a diferencia de aquellos, el encanto de Satan´s circus reside en el desvío, en la excepción a la norma. A lo largo de sus 63 minutos, lo que tenemos aquí es un verdadero trip ambiental, de corazón Krautrock y ribetes electrónicos. Un álbum para zambullirse y dejarse llevar (su secreto, precisamente, está en atravesar el todo, más allá de las partes individuales).
Así y todo tenemos algunos mojones para destacar, como el notable comienzo "kraut" de "Ein für die Damen", (que nos trae a la memoria los momentos más espaciales de los alemanes NEU!) o esa traducción ambient del Kraftwerk modelo ´77 que es "Zugaga". Pero al ser un disco "de viaje", el recorrido pasa por otros momentos más oscuros, como "Black lead", para recuperarse casi al punto inicial con "Sons of Rother".
Un disco de claroscuros y alternancias entre instrumentación orgánica y máquinas, también, "Satan´s circus" se pasea con naturalidad entre ambos lenguajes. Ejemplo de esto es "Reigen", que se adentra en terrenos netamente techno-ambient. En el último tramo se destaca "Anita Berber", otro inspirado ejercicio de flotación crepuscular, y a esta altura entendemos que ante todo el disco de los Death in Vegas funciona como homenaje a los maestros tempranos de la música electrónica. Es decir, a los que los precedieron en esto de jugar con sonidos y crear ambientes y climas extendidos.
Como CD bonus, Satan´s circus está acompañado de un disco en vivo grabado por el dúo en la Brixton Academy.