Discos: Scary monsters (David Bowie, 1980)

Por Bruno
Género: último gran disco de Bowie
Tal vez sería 1991 ó 1992. Yo tenía entonces 18 años cuando quise comprarme mi primer disco de ese artista tan renombrado llamado David Bowie y del que apenas había escuchado algún concierto o temas sueltos.
Sin saber muy bien por dónde empezar me topé con Scary monsters, su disco de 1980.  Bien. Todavía recuerdo esa sensación de no entender nada al escuchar los primeros temas del disco (esas dos locuras en secuencia que son "It´s no game" y "Up the hill backwards"). Pero sobre todo la primera: una demencia absoluta. Y lo que sentí fue una horrible mezcla de desilusión con la idea de "no estar preparado" todavía para algo que me dejaba cruelmente afuera ¿Nunca les pasó? Inmediatamente fui a devolver el cd a la disquería!
Todo esto para contar que casi 20 años después, volviendo sobre Scary monsters pienso dos cosas:
1) que es el último gran disco de Bowie, por supuesto y 2) que también es su output más desquiciada y jodidamente loco. Una maquinación enfermiza en la que mucho tienen que ver los músicos que participaron de las sesiones. Básicamente Robert Fripp y el guitarrista experimental Chuck Hammer, que hizo las veces de Eno agregando texturas de synth guitars aquí y allá. 
Sin embargo, el productor Tony Visconti asegura que para este álbum David quería lograr un sonido menos experimental y más directo, y que por eso se dedicó a escribir las letras y planificar ciertos temas con mayor antelación que en la "trilogía Berlín". Habrá que creerle. Lo cierto es que el resultado final - a mi gusto- sigue siendo una de las cosas más afiladas de Bowie.
Al frente, entonces, con "It´s no game", gorda y arrastrada con esos coros tan Bowie. Pero... ¡escuchen a esa japonesa arengando entre las estrofas, por encima, delante y detrás de las voladas guitarras de Fripp! La señorita en cuestión: Hisari Miura. ¿Y qué decir del registro totalmente sacado de David? Por Dios. Al final todo se termina con un "¡¡shut up!!!" que manda a callar los insoportables chirridos de Fripp.
Pegada, "Up the hill backwards", de sorpresivas y hermosas melodías. Una genialidad rara a la que le sigue la tenebrosa "Scary monsters (and super creeps)", más en la veta del retorcido "Lodger" (79). Pero el disco no estaría balanceado sin esas dos gemas que son "Ashes to ashes" y "Fashion". La primera, de flotación astronómica, con una resolución, bueno...sideral, con esos teclados y el Duque repitiendo eso de "my mama said to get things done/ you´de better not mess with Major Tom". Escalofriante. Y un video inolvidable, también, para un tema de Art Rock superior (y aún no superado).  
"Fashion" es otro que está entre los mejores 20, 25 temas de Bowie. O como un muchacho blanco británico puede tener groove y conocer todos los yeites funk/ soul y hacerlos propios. Una canción completa: coros superlativos, solos, puentes (ese "listen to me/ don´t listen to me..." marca la diferencia) y estribillos  con los fa-fa-fa-fa fashion antológicos. Otra obra de arte.
La segunda mitad no es tan impactante (no asusta tanto) pero tiene buenos momentos. "Teenage wildlife" es otro de esos temas en la veta de "Heroes", épico y con coros abiertos y David se da el gusto de versionar "Kingdom Come", de Tom Verlaine, antes de compartir guitarras con Pete Townshend en "Because you´re young".
Fin de un disco y de un período dorado. Lo que vendría después sería otra historia.

Bonus
* Por supuesto, las mejores reediciones de Bowie siguen siendo las de Ryko de principios de los 90. La de "Scary monsters" trae cuatro bonus con versiones raras de "Panic in Detroit" y "Space oddity", además de dos rarezas: "Crystal japan" (una cara A en Japón, 1979) y un cover de "Alabama song", de Kurt Weill.
* La contratapa de la edición original en vinilo mostraba imágenes de discos anteriores de Bowie como "Low", "Heroes" y "Lodger".