Discos: The Good The Bad and The Queen (2007)

Por Bruno
Género: dub atmosférico para los desencantados 00´s
La noticia comenzó a correr a lo largo de 2005: se había formado un "supergrupo" que incluía a Damon Albarn (Blur) Paul Simonon (ex Clash) el guitarrista de The Verve, Simon Tong y Tony Allen, célebre ex baterista de Fela Kuti.
Luego de algunos shows previos en Inglaterra en 2006, el grupo (que nunca tuvo nombre) editó en enero del año siguiente su único álbum a la fecha, The Good The Bad and The Queen. Un original y esquivo soundtrack para nuestros desencantados 00´s, que parecen hace rato haber visto (y escuchado) todo.
Pensado como un ciclo de canciones sobre la vida moderna en Londres (que no se priva, sin embargo, de citar épocas pasadas de la capital británica) "The Good The Bad and The Queen" sorprende por su minimalismo (lejos, lejísimo de cubrir las expectativas habituales que toda idea de "supergrupo" siempre genera de antemano) y por apostar a la paciencia de la escucha.
En este sentido, es un disco un poco "a contrapelo" de nuestras ansiedades de época. Sutil y paciente.
Ya desde el comienzo, "History song" presenta el concepto sonoro detrás de todo el proyecto: bajos de inspiración dub bien al frente y un ritmo firme aunque apenas marcado por el genial y sutil Allen. También hay mucho trabajo sobre la atmósfera de los temas y la habitual voz cansada de Albarn se las arregla para liderar las canciones con personalidad. 
Entre ese comienzo y "Herculean" (el primer corte del álbum) está lo mejor del set. El vals alucinado "80´s life" es tal vez lo más parecido a una canción pop que encontraremos aquí y "Northern whale" parece pensada para una discoteca de dopados con Clonazepam.
A mitad del disco ("The bunting song", la bella "A soldier´s tale" y alrededores) entendemos que "The Good The Bad and The Queen" ya no levantará la intensidad más allá de este pulso vital mínimo, casi al borde de la inconciencia.
Porque si todos los discos tienen un uso, el de "The good..." parece ser el de  ciertos estados de duermevela. O para aterrizajes luego de inciertos vuelos químicos.
En todo caso, cuesta pensarlo como el soundtrack de nuestra "plena conciencia". Tan cerca y tan lejos suena.
Produjo Danger Mouse