Los Tindersticks son de esas bandas que escuchadas en el momento incorrecto pueden llevarte a odiarla por lenta y aburrida. Pero degustada en el momento apropiado depara sus placeres, fruto de la sutil factura de su música. Y la sustancia de buenas canciones. El grupo de Stuart Staples siempre pareció ocupar ese lugar intermedio entre Nick Cave, la morosidad de Mogwai y las orquestaciones de John Barry. Y más acá, entre sus herederos comoThe National. Pero lo que hay que decir es que Tindersticks transitó su década -los 90- con gallardía, elegancia y un puñado de canciones que siguen sonando sentidas y profundas, más allá de su adorno teatral. "Waiting for the moon", el sexto disco de los de Nottingham, es otra pieza de orfebrería pop para degustar de a poco y con la menor ansiedad posible. Un álbum para poner (al menos esta es mi receta) a la hora "en la que cantan los lobos". Y si se trata de una fría, friísima noche de invierno (como estas de Buenos Aires) mucho mejor. Al comienzo, el disco intercala algunas canciones lentas (las bellísimas "Until the morning comes" y "Sweet memory") con los climas siniestros de "Say goodbye to the city" (con esas cuerdas tremendas, zumbando alrededor de la voz y la base nerviosa del bajo y la batería) y "4.48 psychosis",inspirada en la sombría última obra de teatro escrita por la dramaturga Sarah Kane. El disco vuelve a encontrar otro gran momento entre "Sometimes it hurts" (excelente el dúo, casi un diálogo, entre Staples y Gina Foster) y "My oblivion". Cuando hacen temas lentos como éste, los británicos rozan climas casi religiosos, de una piedad sostenida y lúgubre. La letra (al igual que la mayoría en este álbum) parece un pequeño rezo por encontrar algo: el hogar, el amor, la vuelta a casa, una iluminación que nos caiga de las estrellas. Pero el clima que domina estas canciones siempre es sombrío. Como si los Tindersticks nos dieran una palmada en el hombro y nos dieran a entender que el mundo, en el fondo, no tiene redención posible salvo a través del amor. Y sólo a veces. Justo cuando el disco amenaza con hacerse denso, la banda termina con "Runnig wild". Exactamente ahí, para volver a comenzar. "Waiting for the moon" sería el último lp con la formación original de los Tindersticks. Luego de su edición la banda entró en un hiato de cinco años hasta grabar un nuevo disco. En el medio, cambió gran parte de sus integrantes. Tindersticks 2003David Boulter, Neil Fraser, Dickon Hinchliffe, Stuart Staples, Mark Colwill, Alistair Macaulay. Discografía cercana Can our love (2001) Waiting for the moon (2003) The hungry saw (2008).