Antes de nada, que quede claro: no defiendo a los “ricos”, puesto que como dice mi admirado TALEB, la riqueza no es mérito de la inteligencia ó capacidades de las personas, sino en gran medida fruto del azar y las circunstancias. No siento ninguna admiración por los ricos, sobre todo considerando que la mayoría se comportan igual que los pobres que los envidian y critican: con ostentación y superioridad, con barbarie y estupidez a la hora de gastarlo.
Dicho ésto, si nos centramos en la parte puramente conceptual, como me gusta hacer, he de decir algo muy claro: hay un error clamoroso en el diseño de los tipos del IRPF, en España y en todos los países, que sólo se explica por la demagogia de los políticos y la necesidad de recaudar más y ganar votos. Lo más simple es verlo con un ejemplo:
El POBRE gana 1.000 €, y se le aplica un tipo del 10%, lo cual se traduce en un pago de 100€ en Impuestos.
Imaginemos un RICO que gana 15 veces más: 15.000€. ¿No sería lógico que si gana 15 veces más, también pague 15 veces más impuestos?
Esa lógica de ganar X veces más, y por lo tanto pagar X veces más impuestos parece aplastante. Mucha gente no es consciente de que un PORCENTAJE ya implica eso: los porcentajes son PROPORCIONALES, y por eso son tan útiles. Si el tipo impositivo es del 10% (ojalá fuera así), automáticamente existe una progresividad: cuanto más ganas, más pagas, proporcionalmente a lo que ganas.
El que gana 15.000€ y paga un 10%, ingresará 1.500€ a Hacienda, lo cual representa 15 veces más que el gana 1.000€ e ingresó 100€ a Hacienda: eso es justicia e IGUALDAD, un concepto del que tanto se habla ahora.
No hay IGUALDAD, y por lo tanto hay discriminación de una minoría, otro concepto muy de moda. Si el RICO que gana 15.000€ tiene que pagar un 20%, entonces ingresará 3.000€ a Hacienda: eso se traduce en que gana 15 veces más que el POBRE, pero paga 30 veces más impuestos.
Insisto en que no entro en la valoración moral de si el rico se lo merece y el pobre no, y tampoco de si el rico debe pagar más impuestos de otra forma. Quizá podría pagarlos en forma de IVA (porque obviamente consumirá más al tener más dinero), ó pagarlo en forma de impuesto sobre la riqueza, ó impuesto sobre el dinero “inmovilizado”, algo que sería muy útil en los tiempos que corren: lo que se debe perseguir es la ACUMULACIÓN IMPRODUCTIVA DE RIQUEZA. Tener millones de euros en billetes ó en el banco, ó en bienes inmuebles, es lo que se debería de evitar. ¿De qué sirve tener tanta riqueza “virtual”?
Hay muchas formas de “perseguir” al rico que acumula riqueza y “no comparte”. En este artículo sólo quería llamar la atención sobre la discriminación del IRPF, algo que podría incluso ser anti-constitucional.
Me rebela la complejidad innecesaria. Un tipo de IRPF Universal y sin tantas exenciones y condiciones sería algo mucho más simple y efectivo. La complejidad creciente de la legislación es una señal de sociedad anquilosada, cada vez más prisionera de sus inercias y sus instituciones.
En la Edad Media se pagaba el DIEZMO: se pagaba un 10% y punto. ¿No sería lógico que con el desarrollo tecnológico y la productividad se fuera pagando cada vez menos, y no cada vez más? El problema es la dimensión creciente del Estado, que devora cada vez más recursos. Es paradójico que la presión impositiva actual sea la mayor en la historia de la humanidad, con un poder centralizado muy fuerte. En realidad, sospecho que es justamente el desarrollo tecnológico y la riqueza actual los que permiten esas tasas impositivas crecientes tan fuertes: lo que queda, digamos un 45% de la renta, es suficiente para que el ciudadano se sienta rico y tenga para vivir ampliamente. Si en la Edad media le hubieras quitado un 55% de su producción al agricultor, seguramente se habría muerto de hambre.
En resumen: un nuevo ejemplo de lo maleable y manipulable que es la “razón”. Es un claro caso de discriminación de una minoría, pero a nadie se le ocurre denunciarla. Obviamente, los ricos tienen maneras de evadir impuestos, por lo que en realidad al final no pagan 30 veces más… incluso quizá puedan acabar pagando menos, con lo cual rizamos el rizo de lo absurdo: una ley conceptualmente mal planteada en origen, que no se aplica bien. Es el colmo de los colmos: nos rompemos la cabeza para plantar leyes archicomplicadas en nombre de la JUSTICIA (algo que como digo ni siquiera se consigue), y luego no se cumplen porque los ricos de verdad saben cómo rodearlas. ¿No sería más sabio simplificarlo todo y aplicarlo de verdad? Bienvenido al planeta Utopía…