¿De verdad que estamos en el siglo XXI?
Puede que sea cierto que no haya precedentes de este tipo; pero, señoras y señores, que este hombre no es más que un ricachón que vive de todos nosotros por apellidarse Borbón. Si se llamara Pérez o García no habría empresarios interesados en pagarle excursiones a África para que se entretuviera matando elefantes. Y además, el sueldo no le llegaría a fin de mes. Eso si fuera tan afortunado de tener trabajo.
¿De qué sirven sus disculpas? y sobre todo ¿ustedes creen que de verdad se siente culpable? La “hazaña” de su escapada no deja de ser impresentable, como muy bien ilustraba el otro día el compañero Yquehacemos en su post “El cazador cazado”.
Si algo “bueno” se puede sacar de todo esto es que el debate sobre lo obsoleto de una institución como la monarquía ha cobrado fuerza. Tengo que reconocer que me reí con algunas de las reacciones que leí al día siguiente de la noticia de la caída del Rey en Botsuana (que la mayoría sabíamos que estaba “en casa del carajo”, pero no exáctamente dónde). Bueno, pues entre las ocurrencias, estaba la de la foto de un elefante pintado con la bandera republicana o la sugerencia de un compañero de prensa que afirmaba que más le hubiera valido venir a Tenerife a cazar conejos.
En fin, yo también me repito: Salud y República.