Anatomía de Grey es uno de los "bebés" de Shonda Rhimes y al que le debe su éxito. En general, la serie se basa en la vida de unos médicos que compaginan la medicina con sus continuos problemas amorosos y familiares. O más bien podríamos decir que conjugan sus vidas privadas con los asuntos profesionales. A lo largo de las 10 temporadas hemos podido ver de todo un poco: operaciones, enfermedades raras, trágicas muertes, apariciones y desapariciones, relaciones amorosas felices y otras desafortunadas… El Grey Sloan Memorial Hospital da para mucho así que hoy comenzaremos con sus orígenes, con la primera y segunda temporadas.
Originalmente, Anatomía de Grey fue concebida por Shonda Rhimes como una serie que se desarrollaría en un entorno hospitalario pero con la premisa fundamental de que los casos médicos no fuera en el eje central de la trama, sino que la importancia de la acción recayera sobre las relaciones personales entre los médicos. Así pues, principalmente, la trama se centra en los acontecimientos diarios de Meredith Grey (Ellen Pompeo), hija de una famosa doctora que comienza su primer año como cirujana interna. La noche antes de empezar su nuevo camino, Meredith conoce a Derek Sheperd, un reputado neurocirujano del cual se enamorará hasta las trancas. Sin embargo, también nos muestran las vidas de otros cuatro médicos jóvenes: Cristina Yang (Sandra Oh), de origen asiático no admite un una negativa por respuesta y se esfuerza al máximo por ser siempre la mejor; Isobel "Izzie" Stevens (Katherine Heigl), típica chica de cara y cuerpo bonitos que lucha por dejar su pasado de modelo atrás y poder afianzarse en el campo de la medicina;George O’Malley (T.R. Knight), un joven tímido e inseguro, de mucha inteligencia, humildey de gran corazón; y Alex Karev (Justin Chambers), un tipo duro, borde e impertinente pero que en el fondo esconde un lado bondadoso. Los cinco quedan bajo las órdenes de la residente Miranda Bailey, una médica bastante estricta a la que apodan “la nazi”.
De este modo, la primera temporada, que sólo cuenta con 9 episodios, parece estar diseñada para adentrarnos en la vida de los profesionales del Seattle Grace Hospital (el inicio de la relación Meredith-Sheperd, Crsitina y el cirujano cardiotorácico Preston Burke, el flirteo entre Alex e Izzie). Sin embargo, en la segunda temporada, ya comienzan a cobrar protagonismo el resto de internos y adjuntos, así como las historias médicas que envuelven el día a día en el hospital.
1x02. “The First Cut Is the Deepest” (El primer corte es el más profundo)
Todo se reduce a unos muros, el que debo saltar para acabar mis practicas, el que debo sortear para poder entrar en un quirófano y luego esta el mas importante, el que te separa de la gente con la que trabajas. No ayuda coger confianza, ni hacer amigos, debes levantar un muro que te separe del resto del mundo, cierta gente es demasiado peligrosa, todo se reduce a unos muros que levantas con arena rogando, que nadie los salte. En algún momento hay que decidirse, los muros no mantienen a los demás fuera, si no a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida levantando muros, o puedes vivirla saltándolos. Aunque hay algunos muros demasiado peligrosos para cruzarlos. Lo único que se, es que si finalmente te aventuras a cruzar las vistas al otro lado son fantásticas.
REFLEXIÓN TOP 2ª TEMPORADA:
2x09. ”Thanks for the Memories” (Gracias por los recuerdos)
La gratitud, el agradecimiento, dar las gracias. No importa las palabras que utilices: todo significa lo mismo, felices. Todos deberíamos ser felices, dar gracias por los amigos, por la familia, alegrarnos de estar vivos, nos guste o no. Puede que no tengamos que ser felices, puede que la gratitud no tenga nada que ver con la alegría, puede que ser agradecido signifique estar contento con lo que tienes, apreciar las victorias, admirar la lucha que implica seguir viviendo. Quizás estamos agradecidos por lo que nos resulta familiar y puede que por las cosas que no sabremos nunca. Al final del día el simple hecho de tener el valor de no derrumbarnos, es suficiente motivo para celebrarlo.