Básicamente, las tres ideas que quiero compartir con vosotros son: definir objetivos, medir y probar.
Dentro de tu estrategia comercial, lo primero que tendrás que definir y tener completamente claro es el objetivo que persigues con el sitio web que estás diseñando. Para un sitio web (en su conjunto) tienes distintas posibilidades entre los objetivos que puedes perseguir: compra, informativo de producto, información corporativa, generar visitas a la tienda física, etc. Pero es fundamental que elijas solo uno para no despistar al usuario que está navegando por ella. Una vez que defines el objetivo que se desea alcanzar con la web, el diseño de las páginas que la conformarán se simplificará bastante, ya que irá orientado siempre a la consecución de dicho objetivo.
No obstante, aunque el sitio web en su conjunto persiga un único objetivo (por ejemplo, la venta online de productos), puede que existan páginas dentro de él que busquen un objetivo distinto (digamos por ejemplo la suscripción del usuario previa a la compra). Por tanto, para cada una de las páginas que diseñemos, habrá que definir de forma clara y concisa el objetivo que esa página (de manera unitaria) persigue. En esta definición del objetivo, nunca hay que olvidar el tipo de usuario al que está dirigida. Volviendo al mismo ejemplo, no puedes diseñar una página de suscripción, pensando en qué pasará si un cliente que ya está suscrito llega a esa página, ya que perderás el foco. Esa página sólo tiene que estar diseñada para nuevos clientes potenciales con el objetivo de conseguir su suscripción. Si un cliente ya registrado accediera a esa página (bien diseñada), simplemente se daría cuenta que no debe pasar por ahí y volverá a buscar su flujo normal de compra.
Si bien, como digo, esto sólo ocurrirá en algunas páginas excepcionales, ya que el resto (y gran mayoría) de las páginas de la web, se diseñarán para perseguir el objetivo común definido para el sitio web.
Es fundamental, dentro de cada página, eliminar todos aquellos elementos que metan ruido y no encaminen al usuario a conseguir el objetivo perseguido. No tendría mucho sentido introducir dentro de la página de suscripción, un enlace a una página que le de más información sobre un producto, ya que este enlace estaría sacando al usuario del flujo deseado dentro de la página. Se supone que si el usuario ha llegado a la página de suscripción, es porque tiene toda la información necesaria como para darse de alta en la web (o al menos, así debería ser).
Una vez que tenemos la web completamente diseñada y con los objetivos de cada una de las páginas bien definidos, toca empezar con el segundo punto clave dentro de un sitio web, medir la conversión.
Para poder mejorar la consecución de los objetivos definidos, es requisito fundamental medir la conversión de esos objetivos que se consiguen dentro de cada página.
Una vez tenemos una tendencia clara y somos conscientes de la tasa de conversión que se consigue en cada página, sólo queda realizar pruebas dentro de ellas, modificando los distintos elementos que la conforman (mensaje comercial, producto a vender, cambio en el diseño gráfico, introducir más información sobre un producto, eliminar campos de un formulario, ...) para intentar mejorar la conversión de ese objetivo. Esta fase de pruebas, debería de ser una tarea periódica en el tiempo con los siguientes puntos a desarrollar:
1.- Medir la conversión actual.2.- Seleccionar el cambio a implementar en la página a cambiar.3.- Realizar dicha modificación.4.- Medir la nueva conversión que se obtiene con el cambio.5.- Si la conversión mejora, dejar este cambio publicado en la web.6.- Si la conversión no mejora, volver a la versión anterior.7.- Volver al punto 1.
Lo ideal es que, cada vez que se introduce un cambio, se pueda mantener dos versiones de la web, mostrando a unos usuarios la versión antigua y al resto la nueva versión. De esta manera se podrá comparar de mejor manera los resultados que se obtienen con el cambio y estaríamos eliminando posibles ruidos por estacionalidad en las visitas a la web. No obstante, esto puede ser complejo si no se dispone de un buen equipo tecnológico. Si no dispones en tu empresa de estos medios, simplemente procede a realizar el cambio e intenta medir de la mejor manera posible los resultados que se obtienen.
Siguiendo estos puntos claves que se han descrito, el único camino posible que tu sitio web puede seguir es el de la mejora continua, y por tanto, la mejora de los resultados de la compañía.
Espero que todo esto os sirva de ayuda a la hora de gestionar vuestras páginas webs. A mí desde luego, me ha ayudado mucho a clarificar las ideas.