Debo confesar que me horroriza preparar la maleta pero, al tratarse de una parte imprescindible del viaje, no es algo que uno pueda saltarse. Y puesto que es algo inevitable, por lo menos intentaremos que ésta sea lo más práctica posible. Hacer bien una maleta es el arte que permite conseguir llevar sólo aquello que vas a necesitar y que ocupe y pese lo menos posible, de forma que el equipaje no se convierta en un lastre. Hace años, empezaba a preparar la maleta con muchos días de antelación, siempre he admirado a aquellos que la hacen unas horas antes de tener que irse, pero yo, eso, soy incapaz de hacerlo. Aunque siempre me he esforzado por llevar sólo lo necesario, cuando se viaja a lugares lejanos y desconocidos se echan en la maleta muchas cosas "por si acaso". Eso me ocurrió en mi viaje a Bhutan: estuve cerca de una semana preparando la maleta, algo para las noches frescas, esto otro para los días calurosos, aquello por si llueve... sin embargo cuando llegué al aeropuerto de Katmandhu, y después de estar mas de 30 minutos mirando la cinta transportadora, ésta terminó girando vacía una vez que el resto de pasajeros retiraron sus maletas hasta llegar a detenerse por completo sin que la mía hubiera salido. Obviamente no pudo soportar los dos tránsitos, el de Londres y el de Bahrein. Dos días después de mi llegada, la maleta seguía "missing" por lo que tuve que viajar a Bhutan ligera de equipaje. No deja de ser paradójico el hecho de pasarse una semana llenando una maleta de objetos "imprescindibles" y que, finalmente, no tendrás durante el viaje!. La cosa no sólo no fue tan dramática como imaginaba mientras hacía la cola para reclamar la pérdida, sino que fue una experiencia reveladora.
Ahora relato las conclusiones a las que llegué y la lista de los aciertos y los errores.
Acierto:
Lo súper imprescindible lo tenía en mi equipaje de mano: siempre llevo el neceser, la ropa interior para todos los días del viaje, una camiseta y un pantalón en la mochila de mano. Esta es la primera regla de oro para que no cunda el pánico en el primer momento ya que esto me permitió, que al día siguiente tenía ropa limpia que ponerme, y así pude salir de compras sin ninguna prisa.
Error:
Facturé los líquidos y cremas lo que supuso que me faltaran algunos imprescindibles. Mejor llevar en el equipaje de mano lo necesario en botes de 100 ml dentro de la bolsa transparente para que se puedan pasar sin problemas.
En Katmandhu encuentras mucha ropa en tiendas y puestos callejeros a un precio de ganga, es cierto que todo lo que puedes encontrar allí te da un look un poco hippie pero qué mejor forma de ver la ciudad que emulando a los que en los años 70 hicieron suyo el templo Maju Deval. Sin embargo, el error número 1 que no se debe cometer es el que yo tuve: todo aquello que compré en los puestos de la ciudad sin ticket no me lo pagó el seguro!! Es decir, la crema para la cara que compré por 6€ aprox. (que me llenó la cara de granos) no pude cobrarla del seguro y, sin embargo, si me hubiera comprado una crema hidratante de 60€, por poner un ejemplo, donde me hubieran dado un recibo, sí me la hubieran pagado, increíble ¿no ?. Por lo tanto, aunque el seguro establezca que tendrás 120€ (el importe varía según la póliza) por demora del equipaje sólo te pagarán aquellas compras de primera necesidad que justifiques con su correspondiente factura.
Después de proveerme de camisetas, algún pantalón y un par de cosillas más, viajé a Bhutan con una sola mochila y lo puesto. No tuve mucho problema a la hora de pensar qué ponerme cada mañana, ya que sólo podía elegir entre la camiseta que ponía Katmandhu o la que ponía Nepal, con el Himalaya de fondo o sin él... La recogida del equipaje cada día era rápida, y debo reconocer que no eché en falta nada de lo que llevaba en mi maleta inicial. Tanto es así que cuando regresé a Katmandhu y el maletón me esperaba en la recepción del hotel, la miré con gran desazón sólo de pensar que tendría que tirar de ella los días que me quedaban de viaje y revolver entre todo lo que llevaba para ver que me iba a poner al día siguiente.
Desde entonces mis maletas las hago rápidas y muy, muy ligeras, pero en mi equipaje de mano nunca falta lo imprescindible.