Mi admirado Rogelio dejó en el aire interrogantes sobre lo poco programadas o conocidas que resultan, incluso a los melómanos recalcitrantes, muchas obras de los grandes, y Schubert (1) es uno de ellos, resaltando lo arriesgado unido a la excelencia del programa a escuchar, lo que corroboro punto por punto.
Éxtasis tras la pasión y dos propinas increíbles como las chanclas plateadas azotadas en un rincón de la alfombra: el humor hecho arte de Crin, del compositor venezolano actual Jorge Sánchez Chiong (1969), hijo de cubano y china, más un Enescu del que ella saca fuegos artificiales y que un teléfono abortó cual coitus interruptus retomado en segundos para el final de apoteosis compartida. El puro lo fumé bajo el "orbayu" del descanso regodeándome en ese placer mezclado con dolor cual nuevo enamoramiento de La Kopatchinskaja.
Si la primera parte apostó por lo nuevo y menos conocido, la segunda en formación totalmente adaptada al Schubert de la Sinfonía nº 4 en Do m., D. 417 "Trágica" recuperaba ese mundo sinfónico con el que mi generación ha crecido de la siempre adorada Viena capital de la música. El dominio del joven maestro búlgaro se transmitió en los cuatro movimientos a una orquesta madura -todos los solistas dieron lo mejor de ellos- capaz de vestir tejanos y galas con más clase que parte del otro público maduro ("trágica" su actitud repetitiva en cada concierto junto a la prisa por abandonar las butacas). Nueva lección de buen gusto interpretativo sólo al alcance de los años de convivencia que toda pareja desea. OSPA y Gergov resultaron envidiables, ímpetu juvenil y poso de sabiduría descubriéndonos cada día la belleza que nunca desaparece cuando sabemos comprenderla.
P. D. 1: Disfrutar con la entrevista de OSPA TV a Patricia, que también enamora cuando habla...
P. D. 2: Crítica de Ramón Avello en la edición papel de El Comercio de Gijón recogida en el Facebook© de la OSPA.
P. D. 3: Genial Pepe Monteserín sobre "Crin" en LNE.